Capítulo 18: Dos mujeres y un destino.

Начните с самого начала
                                    

—Pero, ¿No tendrás que tener alguna prueba? ¿O crees que va a confiar en tus palabras porque sí? —pregunté, intentando hacerle obvio que ella no confiaría en él de primeras.

—Tranquilo, he editado un audio para que se asemeje a la voz de Sebas, ¡Y parece él de verdad! —trató de calmarme, alabando sus propias habilidades para editar—. Y no deberías dejar a Madelaine salir de casa, que se joda.

—Tienes razón, es una zorr*, se le acabó lo de salir con sus amigas u otras personas —me reí malvadamente ante la sugerencia de mi amigo—. Y, si ese es el caso, ¡Adelante, hazlo!

En ese mismo instante, un amigo nuestro, de nombre Cecilio, hermano de Lolo, se nos acercó, con curiosidad respecto a nuestras risas y comportamiento en general.

—¿Se puede saber qué estáis haciendo? —nos preguntó, susurrando.

—Me voy a vengar de Sebas, pero no te chives, Ceci, ¿Eh? —le amenazó Mario—. Ah, y Álvaro va a dejar a Mad sin vida social.

—¿No creéis que os estáis pasando? —cuestionó nuestro amigo, casi ineludiblemente.

El corpulento negó con la cabeza, y agregó:

—Se lo merecen.

—Bueno... —Ceci suspiró y continuó hablando—. He de decir que me sorprendió lo de Madelaine y Álvaro Martínez, pero... ¿Qué ha hecho Pía, Mario?

—Se ha creado una cuenta falsa solo para hablar con Sebas —le explicó Mario.

—Madre mía... —él se llevó las manos a la cabeza—. Menos mal que estoy soltero, porque yo no quiero problemas, solo amargan...

—En fin, que les jodan... —murmuré, tratando de acabar esta conversación.

Mario

Me di cuenta de que Álvaro estaba agobiado y no quería hablar más del tema, así que caminé junto a Cecilio por el edificio y ahí fue cuando vi a Tamara saliendo del servicio.

—¡Es mi oportunidad! —le comenté a Ceci, poniendo un brazo sobre su hombro para mostrarle mi determinación.

—¿A qué estás esperando? —murmuró mientras apartaba mi brazo de su hombro—. Y no pongas tus manos sudorosas sobre mí...

Le ignoré y procedí a acercarme hacia la chica, que aún seguía secando sus manos en el secador que nos proporcionaban en los servicios.

—Buenos días, Tamara —la saludé, lo más amablemente posible, aunque la verdad es que me caía mal ya que se asemejaba a una rata—. Me gustaría hablar contigo sobre algo, es urgente.

—Ah, hola, Mario... —ella se mostró confusa por mi petición, pero tras unos segundos, asintió—. Claro, ¿Qué querés?

—No puedes estar con Sebastián —comencé a comerle el coco con mi mentira—. Él te está usando, ¡Hasta me mandó un audio insultándote!

—¿Vos me estás cargando? ¿Crees que te voy a creer así, sin más? —se negó a caer en mi trampa y se mostró enfadada, ya que pensaba que le estaba haciendo perder el tiempo.

—Tengo pruebas, te puedo dejar escuchar el audio —le guiñé un ojo, a modo de hacerla ver que podía confiar en mí.

—A ver, déjame escucharlo —me pidió Tamara, aún con algo de desconfianza.

Me metí a un Instagram falso, en el cual podía crear cuentas que realmente no existían, así que había creado una cuenta igual a la de Sebas y me había mandado ese audio. Tras escucharlo, Tamara se mostró un tanto furiosa.

Obsesiones Место, где живут истории. Откройте их для себя