Capitulo 1

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Narrador Omnisciente

Un pelicafé y una pelinegra con extensiones de un color jade -haciendo alusión a su nombre- discutían en los corredores de la escuela, parecía encantarles que todos se enteraran de sus problemas y dramas de pareja.

La chica de ojos azul-verdoso estaba que explotaba debido a la cólera que recorría todo su ser.

¿Y por qué? Es simple. Su novio charlaba con una chica muy bonita, era rubia con ojos verde oliva y de tez tan blanca como la de ella. El problema no era que charlaran, sino que la chica flirteaba con Beck, acompañada de una sonrisa pícara que parecía no querer despegarse de su rostro, además de manosear constantemente su cabello y morder su labio inferior con ojos de mujerzuela interesada.

Jade sabía muy bien que Beck no se daba cuenta de estas acciones, era tan ingenuo y asquerosamente amable en su trato hacia los demás sin importar su género. Chicos, chicas... Ah, y también con Robbie y Sinjin.

- ¡Solo estábamos hablando! - Empuñó sus manos, tratando de no perder los estribos.

Odiaba cuando su novia se enojaba por algo tan simple como una conversación. ¿Por qué tenía que ser tan celosa y posesiva con él?

- El como te comía con la mirada me cuenta otra historia. - Se cruzó de brazos. - ¿Intercambiaron números? - Le preguntó.

- Si, pero-- - Jade arrebató el PeraPhone de sus manos y buscó entre todos sus contactos el nombre de la chica. - ¡Oye, ¿qué haces?! - Quiso alcanzar su teléfono, pero la pelinegra lo detuvo, simplemente levantando su mano. - Jade, devuélvemelo. -

- ¡Hannah!, aquí está. - Al terminar su búsqueda, clickeó el contacto y lo borró con un simple toque. - Toma. - Fingió una sonrisa e introdujo el celular en el bolsillo del pelicafé.

El chico solo negó. - Eres imposible. - Iba a marcharse pero la regia e imponente voz de Jade lo detuvo.

- Y tú vives en un mundo de fantasía. ¡Entiende que no todas las chicas quieren ser tus amigas! - Arqueó una ceja. - Eres demasiado idiota como para darte cuenta. -

Ese fue un golpe muy bajo. ¿En serio creía que era un imbécil que tan solo servía como un imán femenino?

Supo manejar muy bien su reacción al oír esas palabras. Jade vio que a Beck le dio igual lo que dijo, pero lo que sentía en su interior no se comparaba con lo que miraban todos desde el exterior.

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Se dio la vuelta, y sin responder, se dirigió al baño de chicos, cerrando la puerta detrás suya.

Revisó cubículo tras cubículo, y al asegurarse de que no se encontraba nadie allí dentro, se apoyó en la fila de lavabos.

Al pelicafé le frustraba que después de todos los insultos que se decían el uno al otro, volvieran a hablarse y actuaran como si nada hubiese pasado. Las palabras hirientes, los gritos y desvelos hasta altas horas de la madrugada eran inútiles, siempre volverían a repetir el mismo ciclo en bucle. Era como si no existiese algún epílogo para aquel filme de horror.

Odiaba sentirse así de vulnerable frente a Jade, aunque sabía que ella sentía lo mismo. Después de todo, ambos eran unos monstruos, y sobre todo, unos malditos masoquistas. Vivían del dolor y la miseria que se hacían pasar el uno al otro.

El chico agachó la cabeza dejando escapar una lágrima solitaria que recorrió su mejilla hasta caer sobre sus manos empuñadas. Y así fueron cayendo, una tras otra, mas el dolor en su pecho no quería desvanecerse. Soltó un gemido ahogado de pesar y sufrimiento, acompañado de un golpe seco contra los azulejos de la pared, para después suspirar.

A Boy And A Boy | Reck AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora