— ¿Estás-... —Se me queda mirando un rato y luego sacude la cabeza, como si quisiera quitarse esa idea de la cabeza—. ¿Sabes? Ni siquiera voy a preguntar si estás bromeando porque de ti me espero cualquier cosa, sólo espero que no llames a las cuatro de la mañana para que vayamos a buscarte al departamento de Nicholas después de una pelea en la que terminas borracha, sola y sin nadie que te ayude.

—Lo hice sólo una vez, Julia, y fue hace tanto tiempo que casi nunca me acuerdo de esa pelea... —Suspiro—. Pero ¿cómo no? Tú aprovechando cualquier cosa para usar en mi contra.

—Es que tienes muchas escenas vergonzosas que puedo usar.

Decido no prestarle atención, como lo he estado haciendo los últimos días, y tragarme las ganas de responderle para hacerla enfadar tanto que pueda ver en su rostro los deseos que tiene de golpearme. Ruedo los ojos ante su comentario y volviendo mi vista al espejo para, ya que no quiere entregarme el brillo labial, seguir con mis pestañas.

— ¿Ése es el favor que querías pedirme? —Le pregunto mientras me concentro en no mancharme los párpados; le envío una mirada de impaciencia cuando se queda callada—. ¿Vas a decirme qué te pasa o no? No te hagas la reservada ahora; si estás aquí es por algo, así que dilo de una vez o luego te vas.

— ¡Ay! —Se queja, sentándose en mi cama. Verla me obliga a hacer una mueca de cansancio porque se nota que no planea una conversación corta. Paciencia, paciencia, necesito paciencia—. Deja de ser tan egoísta. Lo que necesito pedirte es algo importante, no eres ni de cerca mi persona favorita y venir hasta aquí ya es bastante humillante como para que además estés aprovechándote de la situación.

—Entonces habla porque el sentimiento es mutuo y no tengo toda la tarde. —Digo, aburriéndome de su discurso—. Con sólo verte ya me estás arruinando la semana, Julia, ¿podrías decírmelo y ya? —La presiono.

—Es que... —Se queda callada. Otra vez.

—No sé por qué te cuesta tanto hablar si sabes que de todas formas te diré que no. No me interesa hacerte ningún favor. —Pienso que ahora sí va a responderme, pero no lo hace.

Julia se asegura de que esté dispuesta a escucharla, y que no insista en echarla es prueba suficiente de que no me queda más opción que hacerlo si no quiero verme involucrada en otra pelea en la que seré la única responsable. Pero al verme, también se da cuenta que no obtendrá más de mí que escucharla mientras sigo arreglándome porque si piensa que voy a sentarme con ella en la cama está muy equivocada.

Si fuera por mí la sacaría tirándola del pelo y le cerraría la puerta en la cara, pero está embarazada y aunque apenas se nota, no haría nada para lastimar a ese coágulo feo y asqueroso que decidí llamar Sherlock, incluso si eso significa soportar a la malagradecida de mi hermana.

Cuando termino con mis ojos, camino hacia el armario para buscar una chaqueta y Julia aprovecha ese mismo instante para cerrar la puerta de mi habitación y volver a la cama, aunque de por sí estemos solas y nadie pueda escucharnos porque mis papás decidieron ir a desayunar a un local que no está muy lejos del edificio donde trabaja mi papá. Una especie de cita que acordaron tener en las últimas semanas porque según el terapeuta los ayudará a mejorar la poca comunicación que tienen.

Yo sigo sin saber cómo te ayudaría un desayuno a perdonar a la mujer que te puso los cuernos hace casi veinte años y que te mantuvo engañado más de siete años para que le dieras el apellido al bebé, pero bueno. Cosa de ellos.

—Hoy me quedaré con Craig —me dice, mordiéndose las uñas.

Aguardo unos segundos antes de girarme y ponerle un poco más de atención porque no recuerdo haberla visto tan nerviosa antes. No me nacería ser tan compasiva con ella si no fuera porque creo que está al borde de un ataque de nervios.

más de ti [camren]Where stories live. Discover now