Capítulo I: Alicia

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En fecha siete de abril, que era un lunes; la psicóloga que llegaba a darnos charlas, hablaba sobre los romances adolescentes diciendo «el adolescente no se enamora, se ilusiona. Y si alguien cree que ha encontrado ya al amor de su vida, que se pare y lo diga frente a todos», generando cierto disgusto; yo tenía cierto temor a que uno de mis amigos y compañeros mencionara en voz alta mi nombre, diciendo algo parecido a «alex, ¿Porque no la mencionas tú?». Por fortuna para mí, esto no sucedió y solo, al irse la psicóloga, me preguntaron porque no había hablado, siendo mi excusa el no querer problemas para ella o para mí.

Pero, ¿Quién es esa chica que roba mis suspiros? Pues nada más y nada menos que, Alicia ¡Oh qué bella chica! y no solo bella físicamente, también su forma de ser: es amable, tierna, dulce y muy alegre; genera confianza y una especie de energía positiva siempre que está presente. Tristemente no somos nada oficial, ¿Entonces que somos? Bueno, para responder a eso debemos ir un poco más atrás, al año anterior...

Algún día de septiembre recuerdo hablar con Alicia y Nicol, la cual es una amiga en común entre ambos. Para estos momentos yo ya sentía algo por Alicia y, en un momento de pérdida de mis sentidos, le dije.

— Ahora en adelante eres mi amor platónico. — Esperando que ella me rechazará el título.

— ¿Enserio? — preguntó entonces — En ese caso, tú también eres mi amor platónico, Alex.

Este hecho marcó una ilusoria esperanza en mí; seguido de este día, dejamos de saludarnos con nuestros nombres y empezamos a usar el «amor platónico» y tomando saludos más afectuosos, esto alimentando más lo que sentía por ella.

No mucho después, específicamente el once de octubre, un amigo mío, llamado Miguel, llevó un anillo a la escuela y me dijo que le pidiera que se casará conmigo a Alicia, él ignoraba completamente lo que sentía por ella y simplemente lo hizo en un gesto de broma; yo tomé el anillo y fui donde Alicia y le pregunté si se quería casar conmigo, a lo que ella respondió «claro, ¿A qué hora?». De esta forma ese mismo jueves, a las cinco de la tarde, se llevó a cabo la boda falsa, no sin bromas de parte mía por el hecho que Alicia se había tardado ya su tiempo en llegar, eso teniendo en cuenta que estábamos en la escuela. Yo dije, a los pocos que estaban ahí, «¡Me dejó plantado!» siendo una explosión de risas. Al final se llevó a cabo la boda, cerrando con un beso mutuo en la mejilla y nuestra firma en una acta matrimonial hecha con una hoja de cuaderno. Nuestro padre falso y nuestros testigos no fueron otros que nuestros amigos.

Después de unos días se me ocurrió preguntarle porqué había aceptado la propuesta de matrimonio, siendo algo que llegaba a ridículo, ella dijo «porque eras y sos mis amor platónico, Alex» ésto produjo en mí un sentimiento de alegría tal que respondí «pero ahora que nos casamos, ya no sería platónico, pues fuimos correspondidos». Los apodos con que nos hablamos sufrieron cambios constantes desde el día de la boda, comenzando como, «esposo y esposa» hasta llegar ella a decirme «more», y por mi parte «amor». Esto como apodos principales, por decirlo de una manera, ya que en nuestras conversaciones usábamos varios apodos cariñosos distintos. No puedo expresar lo bien que me sentía con todo esto, y menos decir qué me enamoraba más.

Bastante trabajo tomó decidir si decir lo que sentía, puesto que en pocos días se acabaría el año escolar y nos veríamos mucho menos a consecuencia. Aún así, el día veintiocho de octubre, le pedí que me acompañara a comprar algo al chalet de la escuela, que le invitaría algo. Luego de comprar una paleta para ella y un sorbete para mí, empecé a hablarle sobre muchas cosas, tratando de acercarme al tema que me acontecía ese día, más sin embargo no sabía cómo iniciar. Así continuó hasta que llegamos a sentarnos dentro del salón, en ese momento teníamos nuestro receso.

Amor y Amigos.Where stories live. Discover now