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Dulce y hermosa margarita, que con tu belleza los cautivas, ¿No es esto demasiado peligroso para ti? Tantos corazones enamorados de tu presencia. ¿Estas asustada y confundida? Decide rápido linda flor de prim...
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Vomitó por segunda vez, su querido almuerzo hecho por ella había sido en vano luego de expulsarlo; su garganta dolía y sus ojos estaban cristalinos por el esfuerzo del acto, limpió su boca lavando esta una vez más para salir del baño luego de bajarle al desagüe. Su estómago dolió un poco y se recostó en su cama mirando el techo con desprecio, al final sí había sido suspendida por lo menos una semana para " reflexionar " , a eso ella le llama vacaciones.
─ Se supone que es sábado, mi fin de semana se está arruinando, ¿Qué diablos tenían esas galletas de Info-Chan? ─ murmuraba alargando un poco las palabras.
Cerró sus ojos unos momentos y suspiró, escuchó la notificación de su teléfono sonar así que trató de tomarlo de su mesita de noche a un lado de su cama, no lo encontró pero recordó con amargura que lo había dejado en el mueble del baño. Se levantó una vez más para ir hacia este encontrando el aparato móvil ahí, miro su reflejo en el espejo y sonrió un poco cansada.
Era extraño que sus ojos sean tan grandes, aunque sus padres tengan rasgos diferentes ninguno de los dos tiene ojos grandes, ni marcas de nacimiento parecidas a la de ella, era extraño, contando también con el hecho de que suele sentirse como si fuera otra persona, su vida era extraña, ella era extraña.
Recordó vagamente la primera vez que vió Akademi, sintiendo una horrible sensación de ya haber pisado ese lugar en algún momento de su vida cuando nunca a estado siquiera en ese país, ¿Por qué recordaría una escuela a la que nunca había ido? Ella no lo sabe pero le gustaría saberlo, su curioso ser era demasiado.
─ Jokichi Yudasei, ¿Por qué me sonaría el nombre de un hombre al que ni siquiera conozco? ─ Ella se preguntó a si misma mientras trataba de encontrar algún indicio de la persona con ese nombre aparte de la foto del padre de su amiga.
Era demasiado raro que conozca al progenitor de su amiga cuando nunca lo había visto en su vida. Desvió su atención a la puerta de su habitación que estaba siendo tocada en ese momento, frunció el ceño confundida, su padre había salido para hacer las compras y no había nadie en la casa además de ella. Su corazón latía con rapidez ante la insistencia de los toques al otro lado de la puerta, con firmeza recién adquirida giró la manija de ésta y la abrió, revelando el pasillo vacío junto a un silencio aterrador.
Suspiró entre aterrada y aliviada al no encontrar nada ahí, cerró la puerta y rió un poco ante el suceso, entonces se congeló, sintió una fría mano cerca de su cuello, quedando justo en su marca de nacimiento; miro por la esquina de su ojo pero no había nada en ese lugar, soltó un pequeño grito tapando su boca con sus manos. ¿Qué estaba ocurriendo? A pesar de tener una horrible opresión en su pecho, no quería moverse, sea lo que sea que estaba con ella no se sentía hostil.
