No podía callar las voces en su mente. Gritos diciéndole lo inútil que era, la horrible vida que tenía, que nadie lo quería y moriría solo.
Solo en ese psiquiátrico en el que vivía desde los 15 años. Desde esa edad que su trastorno se hizo presente...
-Si tan solo pudiera protegerte de todo eso, mi niño.- Mali tomó una de las manos del paciente y la besó con todo el amor de madre que siempre le profesaba.
-Pero nadie puede protegerme de mí mismo.- comentó el moreno, soltando algunas tristes lágrimas.
Más de una vez había considerado quitarse la vida, no sólo por lo que decían las voces en su mente, si no por lo frustrante que era para el no poder siquiera dormir o convivir mucho con otros pacientes, sentirse dependiente de dos mujeres ajenas a su familia pero que significaban más para el que las personas que compartían su sangre.
-Adiós, mi niño, intenta dormir un poco.- dijo Mali con pesar, pues de alguna forma también le dolía dejar solo al chico.
-Adiós, Mali.- murmuró Gulf sintiendo el cálido beso de despedida en su frente.
Las primeras horas fueron bastante tranquilas para el pelinegro, pudo dormir con el tranquilo y dulce recuerdo del artista que acababa de descubrir.
Pero claro que las voces no lo dejarían en paz, tenían que resurgir, como si no quisieran perder la costumbre de despertarlo gritando y llorando en la madrugada.
-Volverás a estar bajo mi poder.- la gruesa y tétrica voz del "monstruo" lo despertó de inmediato, haciéndolo sentarse en la cama y abrir los ojos.
-No.- murmuró Gulf doblando sus piernas para esconder su rostro entre sus rodillas, tapando también sus oídos.
Desde su oficina, Sam estaba viendo la cámara de la habitación del moreno. Había tomado la decisión de quedarse ahí toda la noche para probar su teoría, aún cuando ya estaba casi muriendo de sueño, pero quería ayudar al menor.
Tan pronto vio que Gulf se sentó abruptamente, comenzó a buscar una pista al azar del artista. Reprodujo una canción de nombre Summer Fireworks.
El menor se quedó totalmente quieto al escuchar la voz de Mew, porque aunque no era la canción que él conocía, podía identificar esa dulce voz sin problemas.
Su vista se levantó, la oscuridad de su habitación no le permitía ver mucho de los pocos muebles que tenía en ese lugar. Aún así, pudo distinguir la sombra desfigurada de su peor pesadilla.
-No, no, no.- Gulf movía su cabeza de un lado.
Quería concentrarse en la dulce voz de Mew, por lo que comenzó a tararear la canción.
Comenzó a calmarse, su pulso volvió a la normalidad y todo a su alrededor se calmó, no había nada más que la dulce voz de Suppasit.
Sam vio desde la cámara como Gulf volvía a acomodarse en la cama, abrazando su almohada. Sonrió feliz al saber que toda la música del famoso artista funcionaba para calmar los "demonios" del menor.
Colocó la canción de Season Of You cuando la otra se terminó y la dejó en bucle para que se repitiera una y otra vez, esperando que así Gulf pudiera dormir tranquilamente.
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