Tracy Naví - El títere

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Las puertas del muro se abrieron, los cazadores regresaban con sus lobos. Estos eran los únicos a los que se les permitía salir, pues solo en los bosques fuera del poblado podían conseguir animales para el consumo.

Durante el almuerzo, Tracy fue la primera en terminar, agradeció a sus padres por la comida y se encerró en su habitación. Esto llamó la atención de su madre quien creyó que estaba enfadada por lo poco que la dejaban salir.

En su habitación, Tracy curaba las heridas del ave, la acariciaba y le hablaba como si fuese una persona. De pronto la madre llamó a su puerta y Tracy pegó un brinco del susto y escondió al ave.

-Esta noche habrá una función de títeres -Dijo la madre -Convencí a tu padre de dejarte ir, no le agradó la idea, pero creo que, tal vez, ya tienes edad para salir.

-¿A una función de títeres? mamá no soy una niña para...

-No irás sola -Interrumpió la madre -La hija de la vecina, te llevará a tí y a sus hermanitos a la función. Sé que estarás en buenas manos. Te esperarán al atardecer, no llegues tarde.

Cerró la puerta sin esperar la respuesta de Tracy.

Al oscurecer, Tracy y compañía fueron al centro del pueblo, donde se llevaban a cabo las obras teatrales y festejos. El lugar era semejante a una feria, donde vendían golosinas improvisadas, juguetes hechos a mano y todo tipo de artículos llamativos. Todo siendo iluminado con antorchas a falta de luz eléctrica.

Tracy caminaba muy tensa pues no estaba acostumbrada a estar entre tanta gente.

Llegaron a la obra de títeres, el lugar estaba lleno de niños pequeños con sus padres. Al sentarse en sus lugares, vió cómo la vecina se encontró con un chico con el que había acordado verse. Al empezar la función, estos empezaron a besarse y a manosearse. Esto puso muy nerviosa a Tracy, quién a un lado tenía a niños gritando y riendo por los títeres, y por el otro tenía el sonido de los besuqueos.

Finalmente la vecina se fue con el chico a un rincón apartado. Esto tranquilizó un poco a Tracy quien por fin podía centrarse en el espectáculo. El mensaje de la obra era sobre cuidarse de los peligros del mundo, métodos de supervivencia, mantenerse siempre juntos como una tribu y jamás abandonar a los demás.

Esas palabras tocaron una fibra en Tracy, quien al recordar lo que había vivido recientemente sintió que el haber sido sobreprotegida solo le había traído problemas, como los niños con los que no pudo jugar a lanzar bolas de nieve, la tensión que sentía al caminar entre la gente o la ansiedad al ver a su vecina con aquél chico.

Algo se prendió en su cerebro, ya no se ocultaría del mundo, ahora estaba decidida, algún día no solo dejaría su hogar sino también su pueblo, pasaría sobre el muro como aquellas aves y así se acabarían sus miedos, sus angustias y sus problemas. No importa qué peligros hubiese afuera, los enfrentaría con valor.

De pronto, los títeres empezaron a hacer preguntas al público. Pedían a los niños que dijeran qué querían ser de grandes. Algunos respondían carpinteros, otros herreros, las más inocentes querían ser princesas y los más atrevidos, cazadores.

Sin esperarlo, le preguntaron a Tracy. La iluminaron con una especie de linterna hecha con antorchas, el foco estaba puesto sobre ella. Esto la dejó paralizada, todos la voltearon a ver, todos quedaron en silencio esperando la respuesta.

-¿Qué pasó? ¿El ratón te comió la lengua? -Dijo un títere con voz de mujer.

Todos rieron. Tracy se puso roja, empezó a sudar.

-Vamos, linda, ¿Qué quieres ser cuando seas grande? Bueno, más grande de lo que ya eres.

Los niños rieron.

-Y-yo... y-yo... -Tartamudeaba Tracy sacando vapor de su frente enrojecida.

Y entonces se desmayó.

-Vaya, eso sonó como un costal de papas -Dijo la títere.

"Badum tss" sonaron los tambores y la gente rió.

-¡Mishel esto es serio, la pobre necesita ayuda! -Dijo uno de los titiriteros.

-Cierto. ¿Quién dijo que quería ser doctor? -Preguntó la títere.

"Badum tss" y la gente rió.

Después, al regresar a casa, su madre se enteró del desmayo.

-¡Eso me pasa por dejarte salir! -Exclamó -De ahora en adelante solo saldrás en días festivos y con nosotros, ¡con nadie más!

Cuando Tracy se quedó sola en su cuarto, limpió las lágrimas en sus ojos, sacó al ave de su escondite y se acostó en su cama. Abrazó suavemente al ave contra su pecho y le dijo:

-Te prometo que cuando tu ala se mejore, nos iremos juntos de aquí.

Tracy Naví - NecromundoWhere stories live. Discover now