" Hey tímpano, juguemos " Shinsō X Bakugō

𝗖𝗼𝗻𝗼𝗰𝗲𝗿𝘀𝗲 [02]

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𝗛𝗲𝘆 𝘁í𝗺𝗽𝗮𝗻𝗼, 𝗷𝘂𝗴𝘂𝗲𝗺𝗼𝘀.

𝗖𝗮𝗽í𝘁𝘂𝗹𝗼 𝗱𝗼𝘀; 𝗖𝗼𝗻𝗼𝗰𝗲𝗿𝘀𝗲

06/03/22

—Ven. — Esa simple frase fue cómo una orden inmediata, el cenizo se olvidó por completo de su grupo y obedeció.

Sus amigos, quedaron algo confundidos ante aquella escena, pero asumieron que era parte del plan, así que sólo lo dejaron pasar y siguieron su tarde de lo más normal.

—Hitoshi Shinsō. — Pronunció finalmente después de haber estado caminando durante diez minutos en silencio.

Se quedó viendo al cenizo en espera de una respuesta, pero este aún estaba analizando lo que acababa de pasar, ¿Él obedeciendo a alguien que acababa de conocer?, después de unos segundos y una palmada en la espalda por parte del índigo, sin ser fuerte, claro.

—Katsuki Bakugō — Volviendo en sí, eran los primeros minutos con su presa y ya parecía ser él quien estaba siendo cazado.

Seguían caminando en silencio, ninguno emitía algún sonido, esto desesperaba al cenizo, mientras que por otro lado el indigo parecía ni inmutarse.

— ¿A dónde demonios estamos yendo? —Por fin hizo una simple pregunta, pero fue ignorada por el contrario quien sólo seguía caminando por el establecimiento.

Estaba apunto de gritar o reclamar, pero paró en seco al ver que Hitoshi se había detenido enfrente de un... Arcade.

Genial, un aniñado y posiblemente nerd que le gustan ese tipos de juegos.

Siguió la seña de este para que entrarán, se repetía "Hazlo por el dinero" una y otra vez para calmarse, también evitar explotar por lo desesperante que era la falta de comunicación de su acompañante.

Parecía una mascota, siguiendo las órdenes de quien era más alto sólo por centímetros, bufó, lo que tenía que aguantar por unos simples billetes.

El índigo volvió con algunas fichas para las maquinarias que se encontraban en ese establecimiento. Katsuki se esperaba que este eligiera algún juego simple como el de aplastar topos, carritos chocones o incluso por absurdo que parezca, el de pescar.

Pero se sorprendió cuando este fue caminando directamente hacia los que parecían ser juegos de pistolas, era una máquina grande y parecía ser de dos jugadores, tenía un casco para la experiencia de realidad virtual del juego, una pistola que funcionaba como mando para el buen rendimiento del juego.

Rápidamente el índigo se colocó el equipamiento y señaló a su contrario que se colocará en el puesto a su lado.

Sin opción alguna, obedeció, de todas formas él no estaba pagando, aunque ya debería ir endulzando las cosas, después, tenía una semana para llevárselo a la cama, debía ser acertivo y cautivante, su especialidad.

—Si gano, me debes un beso, lindura. —La voz rasposa que iba por un tono seductor, se hizo presente a la vez que un guiñó, siendo percibido por el índigo.

— Cómo si pudieras ganarme, enano. — El tono altanero, hizo que molestará de inmediato al cenizo, eso era personal ahora, debía patear su trasero y demostrar que nadie sería superior a el.

...

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Fracasó, fue... Una riña desequilibrada, el índigo ganó por decenas de puntos, se sentia humillado, la sonrisa burlona del índigo no se hizo esperar, su enojo aumentó de golpe, debió ser por un golpe de suerte, sólo podía pensar en eso.

—Otra vez. — Dijo completamente fastidiado, no soportaba aquel orgullo del contrario, era molesto.

—Cómo diga el bebé. — Seguía riendo por cómo reaccionó el cenizo, parecía un niño haciendo una pataleta.

Jugaron de nuevo, pero fue el mismo resultado, no cambió nada, las insistencias del orbes rubí no se hicieron esperar, acusando al índigo de tramposo y que había un truco en todo eso, mientras que el otro sólo decía que no era su culpa que carezca de habilidad.

Se terminaron acabando las fichas que compró Hitoshi, por lo cual con todo el enojo por la racha ganadora del otro, Katsuki fue a comprar más fichas, no se iba a ir, no podía perder así.

El índigo no podía parar de reír, le resultaba ciertamente cómico el sufrimiento y desespero del rubio, en cualquier momento parecía explotar.

La tarde fue entretenida, mientras que el índigo seguía ganando, aunque esas veces por puntos mínimos.

Finalmente, casi al anochecer, el cenizo logró ganarle, estuvo apunto de romper el casco de no ser que los empleados lo detuvieron.

—En tu cara, maldito ojeroso— Disfrutaba de haber ganado, después de tantos intentos estaba riendo y sonriendo triunfante.

— Buen jugado, rubio. —Se sacó los implementos, dejándolos cómo los había encontrado, para dirigirse a la salida del establecimiento, ya se estaba haciendo tarde.

—Oye, oye, quedamos en algo. —Se acordaba del trato inicial, planeaba humillarlo más en venganza.

—Sólo aplicaba para la primera ronda, bobo. —El tono burlón, sacó de sus casillas al cenizo.

Iba a empezar a decirle de la A hasta la Z, pero el índigo se adelantó, pasándole un papelito y dejándolo ahí con todos sus insultos en la punta de la lengua.

Simplemente como despedida hizo una seña de "Hablamos luego", para luego hacer que el ojos rubí se fije en el papelito.

Era un número, asumiendo, el del índigo.

Se había olvidado completamente de la apuesta por unas horas, pero volvió a su objetivo.

—Recuerda Katsuki, debes llevártelo a tu cama. — Diciendo esto apunto el número entre sus contactos y se dirigió hacia su hogar sin decir algo más.