¿Dos años de humillación habían desgastado lo último de su orgullo?

Pero Mo Xi aún no había cobrado su deuda con él, aún no lo había escuchado admitir su error... ¿Cómo pudo disolver su carne y drenar su sangre, dejando a Mo Xi con sólo una cáscara vacía?

"Me diste un cauri de oro. Es demasiado."

".... No hace falta que me des el cambio."

Gu Mang dijo honestamente: "No tengo suficiente para darte el cambio."

Mientras decía esto, volvió a abrir el pergamino de bambú y una vez más se lo entregó a Mo Xi: "Así que puedes elegir algunos más, puedes elegir entre todo lo que hay aquí."

Mo Xi: ".................. "

Miró fijamente el rosto de Gu Mang, no había ni un solo rastro de angustia por la humillación en su rostro. Era tranquilo, calmado y lógico, invitando a Mo Xi a elegir un poco más.

Mo Xi giró la cabeza, sus dientes relucientes como la plata estaban a punto de fragmentarse en mil pedazos. Qué extraño, ¿no debería haber esperado esto hace mucho tiempo? En el pasado, visitaba a las prostitutas, y más tarde, se convirtió en un traidor. Una y otra vez, pisoteó el umbral de su paciencia, y palabras como "no te tomes tan en serio lo de acostarte con alguien" hace tiempo que habían salido de la boca de Gu Mang. Ahora estaba vendiendo su cuerpo para sobrevivir, y lo único que había cambiado era que pasó de acostarse con otros, a que otros se acostaran con él. ¿Qué había de inesperado en esto?

"No quiero elegir." Mo Xi estaba cada vez más molesto, y luchaba arduamente por suprimir las frustraciones en su corazón.

No pudo aguantar más y se levantó bruscamente, con el rostro helado como la escarcha.

"Olvídalo, me voy."

Gu Mang parecía no haberse encontrado nunca antes con una situación semejante, y finalmente había un atisbo de desconcierto en sus ojos. Quería decir algo, pero no sabía qué decir.

Mo Xi ya se había dado la vuelta, pero Gu Mang se aferró a su manga.

Mo Xi estaba realmente al límite, las llamas de la ira chisporroteaban peligrosamente, listas para estallar en cualquier momento: "¿Qué quieres realmente?"

Una vez más, Gu Mang no respondió. Volvió a la estantería, bajó nuevamente el pequeño frasco de arcilla donde guardaba su dinero, sacó el cauri de oro y se lo devolvió en silencio a Mo Xi.

"Entonces te devuelvo esto."

"......"

"Adiós."

".................."

Hubo unos momentos de silencio sepulcral.

De repente, Mo Xi rechinó los dientes, y con un fuerte zumbido, agarró el pergamino de bambú y lo clavó entre las cejas de Gu Mang: "¿Qué se siente al haber vivido los últimos dos años alargando tu innoble existencia, haciendo estos actos tan vergonzosos y depravados? ¿Te trae consuelo y deleite? ¡¿Puedes conformarte con una vida en la que te abofetean los demás a cambio de unas cuantas monedas?!"

La corriente fundida de rabia finalmente rompió el confinamiento, y toda su furia reprimida salió burbujeando.

Mo Xi jadeó, y aunque sus pupilas brillaban con un rojo escarlata, los bordes de sus ojos estaban húmedos: "Acompañar incluso a ese tipo de hombres, ¿sigues siendo el mismo Gu Mang de antes? Mírate ahora, no puedo creer que solía ser amigo de alguien como tú, que luche con otros por ti, que en realidad una vez pensé en ti como mi.... mi...."

Restos De Inmundicia - 余污Where stories live. Discover now