Perdóname... Hamm

Oh... Doctor Hamm... ¿Por qué? ¿Por qué tenías la pestilencia? ¿Por qué alguien como tú estaba infectado? ... Simplemente no lo entiendo...

Eras tan dulce... Aún recuerdo los pequeños pasteles de chocolate que me traías... Y los ramos de lavanda... Eran detalles tiernos.

Me gustaría volver a dónde todo empezó... ¿Pero como saber que fue lo que nos condenó?

Tal vez deba recordar nuestro primer acercamiento más profundo...

- ¿Te gusta el chocolate, 049? - Recuerdo que preguntaste con una sonrisa en tus labios.

- ¿Por qué la pregunta, Doctor Hamm? - La verdad, me tomo por sorpresa tu pregunta .

- Oh, vamos, llámame simplemente Hamm, y bueno, te traje un pequeño obsequio - Sacaste una pequeña caja de color rosa pastel, poniéndolo con sumo cuidado sobre la mesa - Espero que te guste -

Tome el pequeña caja, la cual tenía una parte transparente, que dejaba ver una rebanada de pastel de chocolate, decorado con unas cuantas fresas, agradecí tu obsequio, y me dispuse a abrirlo.

Seguidamente, el olor a chocolate inundó la sala. Dentro de la caja también había un tenedor de metal, tome un trozo del pastel con este, y lo lleve directamente a mi boca.

Debo admitir que era delicioso, aún que notaba unos cambios a comparación de los que una vez llegue a comer, voltee a ver tu rostro, el cual demostraba lo cual ansioso estabas por mi respuesta.

- Está exquisito, Doc... - Me interrumpí a mi mismo, no me terminaba de acostumbrar a solo llamarte por tu nombre - Hamm... Se nota que tienes un excelente gusto.

- Me alegra que te haya gustado, te traeré otro cuando pueda. Lamento el tamaño, no puedo entrar con cosas tan grandes a las instalaciones - Explicaste avergonzado.

- Entiendo, no debe de disculparse, agradezco completamente el gesto.

Y es verdad, mi agradecimiento era genuino, pero seguramente me habría arrepentido si hubiera sabido lo que causaría...