Capítulo 15: ¿Dónde están los hermanos Martínez?

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—Sí, ha ganado —contestó Luciana—. Y Malú le ha dedicado una canción.

Antonella, la cual había ayudado a Barbie en el juicio, rodó los ojos en señal de decepción.

—Oye, gorda, ¿Por qué la ayudaste? —le pregunté.

—No tengo que darte explicaciones —me respondió, de mala gana—. Además, ¿A ti qué más te da? Parece como si te gustara Sebas o algo...

—Ay, que tontería, gorda, ¿A mí? ¿Gustarme Sebastián? Si estoy con Mario...

—¿Pero estás segura de que no te gusta, Pía? —me preguntó Caterina, mirándome fijamente.

—¡Que sí, callaros ya!

—No creo que Pía le quiera, porque ella me contó que a Sebas le gusto yo, así que eso es imposible —explicó Luciana.

—Exacto —asentí energéticamente.

—¡Hala! ¡Pues que fuerte, chicas! —exclamó Caterina, creyéndose que no me gustaba.

—Sí, y la verdad es que Sebastián es muy guapo... —comentó la jóven de rasgos asiáticos.

—¿Lindo ese dwarf? —dijo Antonella, con una cara nauseabunda.

—Ay, nena, tampoco todo está en la altura —le expliqué a la bilingüe, tratando de halagar al muchacho de ojos verdes.

—Sí, yo mido un metro cincuenta y no soy fea, ¿Verdad? —nos preguntó Caterina.

Todas miramos a la muchacha de arriba a abajo, sin atrevernos a comentar nada sobre su horrible físico. Finalmente, la asiática rompió el silencio.

—Caterina es linda.

—Ya, pero los boys tienen que ser altos, como Álvaro —explicó Anto.

—Ay, que pesada eres con él —le dije, aburrida de que no parase de hablarnos de él—. Se nota que te gusta...

—Sí, y al menos lo admito —me respondió, dándose aires de superioridad.

—Que pena que él no te de bola —comentó Cate.

Dear, because he is not here, ¡Is disappeared!

—¿Y no veis extraño que desaparezca a la misma vez que Mad? —mencionó Luciana.

—Pero ellos no salían juntos... ¿O sí? —dije, extrañada.

—Madelaine estaba con Álvaro Salazar —me aclaró la asiática.

—Álvaro está desesperado, no para de hablar con Mario y buscar a Madelaine —comenté.

—Me da pena, pobre, eran la pareja ideal —dijo Caterina, con cierta tristeza.

Excuse me? Álvaro Salazar es otro dwarf —interrumpió Antonella.

—Bueno, Anto, a ver si ahora el único chico guapo es Álvaro Martínez —le contestó Luciana.

Dear, es que los chicos enanos son muy feos —aclaró, la líder de las divinas.

De repente, Barbie, sí, la que había llevado a juicio a Sebastián, se nos acercó.

—Te equivocas, hermanastra –dijo, con sus característicos dientes de conejo—. Sebas es bajo y es el chico más guapo, así que te callas.

—¿Cómo tienes la cara de venir, nena? —le pregunté, con rabia.

—Ni que hubiera cometido un delito, estudio aquí —se rió con una risa parecida a la de un conejo.

Excuse me, Barbie, ¿Puedes irte? no pintas nada aquí —Anto miró a la coneja con desprecio.

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