ix. smoke and mirrors

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Recorrió la quietud de la casa habitación por habitación en búsqueda de las niñas. Después de la intromisión de Dominic y sus brujos la noche anterior, Hayley aún sentía en el aire los restos del aura y aroma a muerte. La fría sensación que cubría a la instalaciones del complejo le traían los pelos de punta, estar en aquel lugar le abrumaba en demasía.

―¿Hope? ―llamó, asomando la cabeza por la puerta de la habitación principal; recordaba haberlas visto jugando a los pies de la cama antes de que ella bajase para prepararles algo de desayunar. La habitación principal estaba semi oscura, con apenas una rendija de las cortinas abierta y todos los veladores encendidos, pero sin rastro de las niñas.

Se dirigió hacia las escaleras, bajando los peldaños de a dos y prácticamente saltando en el último; en la mesa del patio se percató de que se hallaba la caja que habían decidido quedarse y que Alexandra, más temprano, había dejado antes de salir en un asunto que marcó como importante. Se acercó dispuesta a recogerla y guardarla finalmente, pero tan pronto como colocó sus manos alrededor del cartón, sintió un estremecimiento que recorrió la espalda, haciéndola temblar.

―Estaba jugando con ellas. ―Hayley dio un respingo, girando sobre sus talones y llevándose una mano al pecho. Morgan estaba detrás de ella, su camiseta de rallas rojas tenue y blanquecinas hacían conjunto con su short de jean, en su mano izquierda sujetaba una varilla de madera que seguramente había encontrado en el suelo.

―Me asustaste, cariño. ―jadeó sonriéndole y colocándose a su altura ―¿Hablas de Hope, dónde está? ―preguntó, pasándole una mano por el cabello.

―No, ellas ―respondió Morgan, mirando por encima de su hombro ―. Me dijeron que habían pasado una noche lejos de casa; así que por eso decidí invitarlas y jugar con ellas. ―los ojos de Hayley vagaron de un lado al otro, mientras la tomaba en brazos.

―¿Dónde está Hope? ―cuestionó y Morgan rápidamente señaló el vestíbulo que conducía al balcón interno. La acomodó mejor contra su cadera y luego procedió a ir hacia el vestíbulo. Allí, había una pequeña mesita que Freya había hechizado y que contenía la pieza de la mandíbula que Hayley había conseguido de sus padres; para mayor protección, estaba dentro de un círculo de sal que impedía que cualquier se mágico pudiese extraerla .Su hija estaba allí, dando vueltas alrededor de la mesa, ladeando de un lado al otro la cabeza.

Pero eso no la alarmó.

La mandíbula que se movía dentro del círculo, cómo si quisiese salirse, eso sí le puso los pelos de punta.

―Hope. ―llamó, acercándose hacia ella ―¿Qué está pasando? 

Morgan se había removido entre sus brazos, forzando a la híbrida a ponerla en el suelo; tan pronto sus pies tocaron el piso, ella rápidamente se acercó a su hermana, aferrándose al borde de la mesa y observando la pieza ósea moverse con fascinación.

―¿Puedes oírlas? ―preguntó Hope. Hayley sólo oía silencio. Aunque no negaba que había algo en el aire que la inquietaba.

―¿Qué está pasando? ―cuestionó Klaus ingresando al pequeño vestíbulo también.

―Vengan aquí. ― indicó Hayley, tomando a las niñas de la mano y alejándolos de la mesa ―¿Qué escucharon? 

―Voces. ―respondió Hope.

―Deberías escucharlas, ―murmuró Morgan, mirando la mesa ―estamos conectadas a ellas.

―Sí ese fósil dice mentiras, con gusto lo lanzaré al rio. ―advirtió Klaus, acercándose.

⁴ 𝐂𝐔𝐑𝐒𝐄𝐃 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 | Klaus Mikaelson ✓Where stories live. Discover now