El Cáliz de Fuego

13.7K 874 81
                                    

Viktor es un caballero, ¿quién ha dicho que no? Me ha tratado como una princesa desde que me vio con mi vestido azul al inicio de la fiesta. La he pasado bien con él, pero lo he perdido de vista y de paso no he hablado con Harry o Ron en casi toda la noche.
Estaba enojada con ellos, pero sobretodo con Ron. Se enoja conmigo porque vine al baile con Viktor. Debe ser que está celoso. Enojado consigo mismo por no haberme invitado primero. Eso no es culpa mía. Idiota.
Tuve una discusión con él hace un rato. Me hizo llorar y yo nunca lloro. Arruinó totalmente mi noche.
No fui directamente a la torre de Gryffindor. No estoy loca. Ron podría estar ahí.
En momentos así me pregunto por qué demonios no me pusieron en Ravenclaw.
Me oculté tras un muro en la oscuridad, aunque todavía podía ver la puerta del Gran Salón, donde estaba ocurriendo aún la fiesta.
Hagrid flirteando con la señora de "huesos grandes", del instituto de magia para señoritas delicadas. Padma y Parvati bailaban. Entre ellas, claro, porque no es que los caballeros del siglo, Harry y Ron, hayan pensado en escoltarlas a la torre. Sus cerebros no daban para tanto.
Me reí de lo absurdo que fue dejar de disfrutar una fiesta maravillosa solo por dos chicos que no tienen idea de cómo tratar a una chica.
Volví a mirar hacia la fiesta y encontré a Draco mirándome fijamente. Casi ni habíamos hablado desde que me besó el año pasado.
No, desde que lo golpeé por besarme el año pasado. Sí, bueno, debo admitir que fui un poco mucho impulsiva. Y en ocasiones quiero pedirle disculpas por eso. Pero no puedo, es Draco. Es de Slytherin. Disculparte con un Slytherin es una manera sutil de venderle tu alma.
Él no parecía haber superado ese beso tampoco. Y no lo culpaba. A los dos nos tomó por sorpresa.
Cuando me asomé de nuevo, Draco ya no estaba ahí. Ese chico es más escurridizo que un basilisco.
-¿Hermione? -dijo una voz. Me sobresalté. De inmediato saqué mi varita-. Lumos.
Una luz salió desde detrás de mí.
-Tranquila, solo soy yo -dijo Draco. Yo no me atreví a responderle-. ¿Sigues enojada conmigo?
"Sí, pero es mejor que te des cuenta solo", pensé.
-De verdad lo siento -dijo-. Por todo. Pero es que no puedo dejar de pensar en eso. Me carcome. Lo recuerdo siempre que te veo.
"También yo", pensé.
-Solo quiero empezar de nuevo, Hermione. Esta vez no quiero arruinarlo todo. Eso o olvidar que alguna vez te quise.
-Tienes razón -dije en voz alta, se sobresaltó al oír mi voz. Estamos a mano.
Era esa mirada suya que me decía que estaba siendo sincero. Que no estaba siendo persuasivo como lo eran sus compañeros de casa. El tipo de mirada que quería ver en él siempre. Pero es un Malfoy, y los Malfoy no hacen tal cosa. Ese es el Draco que me gusta, pero que permanece dormido y solo despierta cuando estamos solos.
Ese es el Draco que no me permite olvidarme de él.
-También me quieres, ¿cierto? -dijo y cerré los ojos. Asentí con ligereza y lo sentí exhalar, como si hubiera estado conteniendo el aliento por un rato largo-. Lux.
No tuve tiempo de decir ni una palabra.
Por primera vez en un año pude volver a sentir esa extraña sensación de sus labios junto a los míos. Él era frío, al abrazarlo se sentía frío, como si no recibiera nunca el calor de un abrazo. Eso me hacía sentir triste. Lo abracé con más fuerza todavía. Él nunca una a dejar de ser el Draco solitario y enojado con el mundo que era la mayoría del tiempo. Ni siquiera estando conmigo.
Teníamos que olvidar, como había sugerido. Era la única forma.
Casi podía oír los pensamientos de Draco: Las personas viéndonos como extraños y diciendo "¿una Gryffindor y un Slytherin? ¿un Malfoy y una sangre sucia? Absurdo".
Sumando mis propios pensamientos. Sobre Harry y Ron dejándome sola. Realmente Draco los había tratado muy mal todos estos años. Jamás me lo perdonarían. ¿Por qué todo tiene que ser un completo drama? ¿No nos podían dejar en paz? Pues obvio que no. El estatus de cada mago es más importante que sus sentimientos. Siempre ha sido así.
-¿Sí... entiendes que no se puede? -le pregunté apenas nos separamos. Él miró hacia sus zapatos. Claro que lo sabía.
-De verdad te quiero, Hermione -dijo. Estaba haciendo las cosas mucho más difíciles.
-Draco.
-No, lo digo en serio.
-Draco, no es eso. Simplemente no se puede, ¿está bien?
-No está bien -dijo-, ¿tienes idea de cuán difícil fue conseguir a alguien que de verdad me agradara? ¿O incluso que me quisiera de vuelta? No quiero... Simplemente no puedo...
-Lo sé. Pero todavía hay una opción, ¿recuerdas?
-No quiero olvidarte, Hermione -dijo Draco.
-Y yo no quiero que me olvides.
-Te quiero, Hermione.
-También te quiero -cerró sus ojos, no volvería a ver esa mirada sincera de nuevo.
Lo besé una última vez. Y me dolió con toda mi alma tomar mi varita y susurrar:
-Obliviate.

DramioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora