Enamorando al ENEMIGO

Parte 7

Lo de borrar tu número de hecho no podrá ser, por qué vas a desear que te llamo a diario, te encanta escuchar mi voz y no puedes negarlo. Me alegro de que no puedas moverte eso quiere decir que mi trabajo está bien hecho y lo último seria ¿Qué no se va a volver a repetir? ¿Estas segura de eso caramelito? estoy seguro de que estas deseando que este dentro de ti en estos momentos, que te incline sobre tu escritorio y te lo haga ahí mismo, mientras todos en tu oficina escuchan como jadeas y gimes mi nombre. Estoy deseando ir allí ahora mismo.

Michael Cavill

PD: ¿cena esta noche?

Oh, Dios mío, creo que he mojado mis bragas de solo imaginarme inclinada en mi escritorio con él detrás follandome como si no hubiera un mañana.

Un sonido en la puerta me saca de mis pensamientos y mi secretaria entra con un gran ramo de rosas en las manos.

— Señorita Miller acaba de llegar esto para usted.

— Gracias, déjalas aquí sobre mi escritorio ¿viene alguna tarjeta?

— Si señorita está ahí mismo, permiso me retiro ¿necesita que le traiga algo antes de ir a comer?

— No, gracias puedes retírate.

Cuando cierra la puerta me acerco a las rosas y tomo una respiración profunda, me encanta el olor de las rosas. Tomo la tarjeta y la leo.

*no dejes de pensar en mí, porque yo no podre sacarte de mi cabeza jamás. Acepta la cena, prometo mantener mis manos quietas.

MC.

Tomo mi teléfono y le envió un mensaje:

*está bien ¿lugar y hora?

Como siempre responde en cosa de segundos

*¿Mi restaurante? Pasare por ti a las siete, si prefieres ir a mi casa puedo pedir que envíen el menú y comemos viendo una película. Tú decides.

*tú casa está bien, creo que prefiero la comodidad y el anonimato.

*cariño lo que tu desees lo hare, solo me importa pasar un poco de tiempo contigo. No me opongo si te quedas allí esta noche (guiño guiño)

*lo pensaré, no prometo nada. Ahora ve a trabajar o te van a despedir.

*nena no podrían despedirme aun que lo quisieran, soy la estrella.

Nos enviamos mensajes por diez minutos más y luego decido que es tiempo de ponerme a trabajar.

La entrevista va tomando forma, escribo todo tal cual me dijo Michael. No decido cambiar nada esta entrevista será la primera que da y quiero que se lleve la mejor impresión de mi trabajo. Cuando tengo todo listo, se la envió a Isidora quien será la encargada de darle el visto bueno, si todo está bien esta entrevista saldrá en solo unos días a la venta, eso si no antes de que Michael de su opinión.

A las siete en punto Michael está esperando dentro de su carro, bajo rápidamente intentando calmarme en el camino, estoy como una quinceañera, cuando su novio iba por ella para ir al baile.

Me subo al coche saludándolo mientras abrocho el cinturón de seguridad, él me detiene y tira de mi haciendo que quede sobre su regazo, toma mis mejillas y me besa devorándome por completo.

— Hola, cariño – dice mientras deja un suave beso en mi nariz – ¿Me extrañaste?

— No, estuvimos todo el día hablando ¿Cómo te iba a extrañar? – digo riendo

— Estuve todo el día pensando en ti

— ¿Ahora quién es el obsesivo?

Se ríe mientras me ayuda acomodarme en el asiento nuevamente, cuando llegamos a su casa me relajo a su lado, cenamos compartiendo nuestro día en el trabajo, Michael me escucha atento sin dejar de sonreír. Una pequeña parte de mi corazón se derrite al pensar en estar así todos los días, en un futuro juntos. Pero sé que eso no será posible, no con su trabajo y con todos los problemas que eso conlleva.

Cuando terminamos de comer nos sentamos en el sofá y vemos una película, acomodo mi cabeza en su hombro y él me rodea con sus brazos atrayéndome más a su cuerpo, es una sensación exquisita que me da mucha paz, en un momento me duermo y despierto con mi cabeza en su regazo, Michael me mira sonriendo mientras acaricia mi cabello con su mano, sonrío junto a él y beso sus labios.

— ¿Crees que este loco si digo que me encantas?

— ¿un poquito? – digo riendo – solo un poquito loco, pero podemos compartir la locura, porque tú también me encantas.

Michael me sienta en su regazo cada una de mis piernas rodeándole las caderas, me besa con deseo, me besa como si me adorará. Le respondo el beso con la misma pasión y poco a poco voy sintiendo como su miembro comienza a hacer una carpa en sus pantalones.

— ¿Cuánto te mide? – pregunto de repente

— ¿Estas preguntando cuanto mide mi polla? – dice riendo a carcajadas – uff esa si es una manera rara de terminar un beso.

— Solo es curiosidad ¿Acaso nunca lo has medido?

— Lo he hecho cariño, pero no sé por qué es eso importante en absoluto.

— Es muy importante.

— ¿te estas quejando?

— No, por supuesto que no, creo que ha sido la polla más grande que he visto en mi vida. Sin contar la de las películas porno – digo riendo

— Si mal no recuerdo, creo que eran veintitrés centímetros – dice con una sonrisa socarrona en la cara.

— Impresionante, todo eso cabe aquí dentro – digo dudosa

— Si quieres podemos hacerlo entrar otra vez y así salir de dudas – dice mientras se acomoda bajo mi cuerpo y me hace dar un respingo al sentir su enoooooorme polla, porque sí es enoooorme, para ser exactos veintitrés centímetros.

— Creo que podríamos dejarlo para otro día, mi cuerpo aún no se recupera de lo de anoche.

Michael besa mis labios una vez más mientras acaricia mis brazos arriba abajo con las yemas de sus dedos produciendo escalofríos por mi espalda y todo mi cuerpo.

— Nos conocimos hace una semana Amy, pero siento que te he conocido durante toda mi vida. ¿Es eso posible?

Asiento con mi cabeza sabiendo a que sentimiento se refiere porque yo me siento igual.

— No quiero que te vayas Amy, quiero que te quedes junto a mí por siempre. Promete que no huiras de mí, promete que esto no acabará.

Dice mientras besa mi cuello y recorre mi cuerpo con sus manos haciéndome cerrar los ojos de placer.

— Prométemelo, Amy

— Sííííí... lo prometo – digo envuelta en deseo y es ahí cuando me doy cuenta del grave error que cometí, yo jamás hago promesas y menos las que no podre cumplir.

Porque estoy segura de que a la primera oportunidad correré muy muy muy lejos...