Mi mayor frustración fue que no importó cuánto indagué, no pude descubrir absolutamente nada, todas sus mentiras cerraban a la perfección desde todos los ángulos.

Pero había algo con lo que todavía podía jugar: su factor humano.

—Entremos —le dije a Jean, tomé la perilla de la puerta detrás de nosotros y la giré para abrirla.

La puerta chirrió un poco, dentro todo estaba húmedo y oscuro.

—¿Quién vive aquí? —indagó mi amigo, y arrugó su nariz por el olor poco agradable.

Realmente necesitaba contratar a alguien para que limpiara el lugar, estaba asqueroso en todos los sentidos.

—Nadie vendrá, no te preocupes.

—¿Puedes dejar de ser tan ridículamente misterioso? —se quejó mientras pateaba unas cajas lejos para poder pasar— No sé si piensas que es cool, de seguro te funciona con las chicas, a mí solo me estás irritando.

—Ya te dije, imbécil —respondí y me acerqué a la ventana—. Desde aquí la vamos a observar, quiero demostrar que miente.

—Sí, pero dime cómo, cuál es el plan o algo…

Con las luces completamente apagadas podríamos observar de cerca sin ser vistos, y esa era mi única pretensión.

Jean tuvo la intención de exigir respuestas, pero entonces la vimos llegar. Traía un bonito vestido de flores bajo su abrigo blanco, tan inocente como siempre, frotó sus brazos por el frío viendo alrededor.

—¿Qué excusa le pusiste? —indagué, por el nerviosismo que expresaba.

—No necesito una excusa —se encogió de hombros, pero la forma en la que tocó su nariz y bajó la mirada al suelo dejaron en evidencia que mentía—. Somos primos, si le digo que quiero salir con ella por un café simplemente lo hace.

El lenguaje corporal de Jean siempre era súper evidente, no solo era obvio que eso era una mentira, también era obvio que de algún modo él se sentía atraído por ella y eso lo puso nervioso.

Eso me causó mucha molestia, era el novio de mi hermanito, ¿Por qué le interesaría otra?

Sin embargo, no estaba en condiciones de cuestionarlo.

Dos tipos se acercaron a donde Aitana estaba esperando y la rodearon en un segundo. El impulso de Jean obviamente fue correr en su ayuda, pero tomé su brazo para detenerlo.

—Yo los envié, no la van a lastimar.

—Pero, ¿Por qué? ¿Estás loco? —se alteró un poco.

Simplemente levanté mi mano para que hiciera silencio y le señalé hacia la calle para que observemos la situación.

Uno de los tipos hablaba, ella respondía con el semblante serio y postura segura. No se veía asustada, y tampoco nerviosa. El intercambio de palabras fue corto, en cuanto uno de los tipos puso una mano en su hombro ella la tomó, dobló sus dedos y de inmediato su brazo, haciendo que el tipo se voltee contra su voluntad para poner su rostro contra la pared.

Sin soltarlo, no sé cómo cogió impulso para lanzarle una patada al otro que le dio justo en el rostro, haciéndolo trastabillar hacia atrás.

Usó el brazo con el que estaba inmovilizando al primer sujeto para alejarlo de la pared unos centímetros y hacer que su rostro vuelva a impactar contra el duro cemento, no podía verlo con tanta claridad, pero casi me atrevería a asegurar que había sangre allí.

El tipo que había recibido la patada intentó volver a acercarse, pero recibió una más, esta vez con incluso más precisión, y mientras intentaba no caer, ella le lanzó a su compañero encima haciendo que caigan los dos.

MiéntemeWhere stories live. Discover now