Capítulo IV

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IV - MORADO


Livvie: Dime una canción para pasar el rato.

Jane: ¿No se supone que deberías estar estudiando?

Livvie: ¿No se supone que deberías estar buscando trabajo?

Jane: Cabrona.

Livvie: ¿La canción? :)

Jane: So Busted, de Culture Abuse.

Sonrío y busco la canción casi al instante. No me resulta muy difícil encontrarla. Me gusta tener estos ratos libres entre clase y clase, porque puedo comer y hablar con Jane, justo como estoy haciendo ahora.

Todavía tumbada en el césped que rodea el edificio, con la espalda pegada a un árbol y los auriculares puestos para deleitarme con su canción, me preparo para seguir devorando mi sándwich de atún. El sol me da en la piel paliducha y es bastante agradable. Podría quedarme dormida con mucha facilidad.

Al menos, hasta que alguien se sienta a mi lado. Abro un ojo, sorprendida, y me quedo mirando a la chica de pelo rizado que se está sacando la merienda sin siquiera mirarme. Jules, la compañera un poco intensa de mi clase, empieza a comer mientras analiza a su alrededor.

—Eh... hola —digo, confusa, quitándome un auricular.

—Ya me he enterado de con quién deberíamos ser amigas.

Parpadeo dos veces, confusa.

—¿Eh?

—¡Que yo ya he descubierto quienes son las populares! —replica y pone los ojos en blanco, como si le pusiera nerviosa que no la pillara a la primera—. Son dos chicas que coinciden con nosotras en Interpretación musical. Astrid y Ashley.

—¿Por qué tienen nombres tan parecidos? ¿Son Kardashian?

—¿A quién le importa eso? —replica con voz aguda—. ¡Te estás perdiendo la parte importante!

—¿Que es...?

—¡Que están estudiando canto! Suben sus vídeos a Internet y se han hecho muy famosas, así que todo el mundo quiere ser su amigo. ¡Nosotras tenemos que conseguirlo, Livvie!

—Ah...

—Tenemos solo estos días. La primera semana del curso es clave para asentarse en la jerarquía popular —aclara, metiéndose una cucharada de pasta en la boca. Tiene la fiambrera llena que dudo que vaya a terminarse sola. Casi estoy tentada a intentar robarle un poco—. Sí, tenemos que hacernos sus amigas. ¿Tienes Omega?

—Eh...

—Ya sabes, la app para...

—Sé lo que es, Jules. —Intento no sonar borde, pero creo que lo hago igual. Menos mal que a ella le importa un bledo—. Sí que tengo, pero no lo uso mucho.

—¡Pues eso tiene que cambiar! ¡Tenemos que hacernos famosas en algún lado! Omega es lo más fácil.

—No quiero ser famosa —replico con una mueca.

Jules se gira hacia mí con el ceño fruncido.

—¿Y eso qué más da?

Para ella es así de fácil, supongo.

Admito que me he planteado su propuesta nada más llegar a casa, pero no por lo hacerme popular, sino porque el método de las Kardashian es una buena forma de ganar voz propia con la música. ¿Y si subiendo vídeos consigo ser alguien dentro de este mundillo? ¿Y si resulta que es la clave para tener una carrera?

La primera canciónWhere stories live. Discover now