VI

95 12 5
                                    

🍎✨

Decir que aquellas palabras no lo alegraban era una completa mentira, ¡Claro que estaba malditamente feliz!

Había una gran probabilidad que Xion estuviera vivo, si era cierto, ¡entonces podía apresurarse a salvarlo de Dongmyeong!

La reunión los había dejado más que satisfechos, por lo tanto, Geonhak pidió permiso para retirarse a sus aposentos.

Una sensación cálida palpitaba en su pecho, quizás el tenía la oportunidad de finalmente proteger a Xion, ¿Por qué? Sencillo, El Omega no era nadie más que otra víctima de las crueldades del mundo, sí había algo que el príncipe Alfa odiaba, era la crueldad sometida por la injusticia.

Durante su vida, conoció Omegas que pese a ser dulces y sumisos, inclusive gritones y egocéntricos, no tenían la pureza que Son Dongju poseía en sus palabras o en su mirar.

Su Lobo había reconocido al joven principe Omega cómo su predestinado, él nunca había dudado de su Lobo, si había algo que podía hacer por él, era recuperar a Xion y salvarlo de su cruel destino.

Él le daría a Xion todo lo que se merecía por haber soportado a su hermano por quién sabe cuánto tiempo. Geonhak era un Alfa que sabía lo que verdaderamente merecía un Omega, no palabras vacías y regalos que con el tiempo se dañaran,no, él sabía perfectamente que los Omegas merecían todo el cariño y amor del mundo, siempre y cuando fueran merecedores de esto gracias a sus intenciones.

Si algo le habían enseñados sus padres y sus tutores, era que los Alfas egocéntricos y comunes se cegaban por puro poder, por lo tanto, si poseían Omegas a volumen, creyendo que podrían ser tratados como esclavos, entonces ese Alfa se dejaría traicionar y derrotar por un Omega fuerte que haya fingido serle fiel.

Los Omegas, según Geonhak, eran como las rosas, todas tan bellas, de diferentes colores y aromas, algunas inclusive eran marchitas, pero todas tenían en común una enorme cantidad de espinas afiladas. Por más que se vieran frágiles, si los Omegas decidían defenderse, entonces los agresores debían ahogarse en un mar carmesí.

El joven Alfa suspiró, completamente cansado por las emociones vividas durante ese arduo día. Lo mejor era comenzar a organizarse, puesto que mañana por la mañana, con ayuda de Hwasa, su acompañante, buscarían incansablemente a Xion.

Caminó a paso lento hacia el balcón de su habitación, siendo recibido por la fría brisa nocturna que impactó delicadamente contra su rostro, removiendo apenas sus rubios cabellos. Sus orbes pronto se encontraron con la bella dama que iluminaba los cielos, sintiéndose enamorado por estar bajo su presencia.

Ah, la madre Luna.

Tan bella y tan sabía, ¿sería ella quien le brindaba al bonito Omega la oportunidad de salvarse de su cruel destino?

Geonhak se aseguraría de halagarla por el resto de sus vidas con tal está cumpliera sus más puros deseos.

—¿Pensando todavía en ese Omega, Leedo?

El rubio se sobresaltó al escuchar aquella afeminada voz. Se apartó del balcón y buscó con la mirada por toda su habitación el origen de aquello, hasta que sus ojos se enfocaron rápidamente en la pequeña figura frente a las grandes puertas de madera, mientras que sentía el liviano aroma de naranja dulce.

—Wheein...—Murmuró sorprendido.

—Sé que no es un buen momento...Pero en serio necesitaba venir—La Omega se acercó un poco rápido al rubio, dándole un pequeño golpe en el brazo—¿Cómo esperabas que me sintiera al enterarme que mi hermanito ya había conseguido Omega y ahora el reino entero, a manos de nuestros padres y el consejo lo esté buscando? Geonhak, se supone que de ambos, tú eres el más responsable, ¿Cómo has podido ser capaz de ocultarme semejante importancia?—Exclamó la Omega con exageración, añadiendo la fingida indignación que sentía.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 11, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

WISH ღ ᴸᵉᵉᵒⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora