Es una castañita sexy

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POCHE

- ¡Perfecto, Poche, perfecto! ¡Corten! – Escuché a Mark decir.

Sonreí suavemente a Ava y ella me devolvió la sonrisa, tomando asiento en la cama. Rápidamente miré a mi alrededor, viendo cómo Mark hablaba con el camarógrafo y los asistentes empezaban a pasar las cámaras después de rodar otra escena.

- En serio, Poche. Cada vez lo haces mejor. – dijo Ava, levantándose.

Era hermosa. Rubia, alta, delgada, con las curvas justas y un culo que me ponía cachonda. Lo único desagradable era la silicona de sus pechos. Me volvía loca, pero sólo era una amiga de profesión.

- Tú también, cariño… - murmuré, viendo cómo miraba a su alrededor y cogí una bata para cubrir su desnudez. No es que me moleste mirarla, por supuesto.

- Poche, Amalia te quiere en su oficina en cinco minutos. – dijo Mark, lanzándome una bata. – Y no está en su mejor momento.

Puse los ojos en blanco y me levanté, tirando la bata a un lado. Ir desnuda no tendría que ser algo que me molestara, y eso es algo obvio. Joder, yo trabajo con desnudos explícitos y no entiendo por qué soy tan tímida. Recogí mis vaqueros que había tirado al suelo en medio de la escena, junto con mi top, y me vestí, dirigiéndome al despacho de Amalia.

Estaba sentada detrás de su escritorio, hablando por teléfono. Con un gesto de su dedo me dijo que me sentara y esperara.

- Son mis derechos, querida… Por supuesto que no. Daniela, puede que estés un poco confundida, pero yo no he tenido nada que ver, cariño. El contrato se firmó y eso es lo único que importa. ¿Cuándo podemos reunirnos para hablar de la… Hola? Hola? ¿Qué…? – se quitó el teléfono de la oreja y lo miró, como si se hubiera convertido en otra cosa - ¡Poche, me ha colgado! ¡Me ha colgado! – me gritó.

Arqueé una ceja y la miré, con una sonrisa sarcástica en la comisura de los labios.

- ¿Y qué tiene que ver esto conmigo, Amalia? – Pregunté:  – ¿Por casualidad esta llamada tiene algo que ver con lo que quieres hablar conmigo? Porque si no, esperaré fuera.

Colgó el teléfono y soltó un gruñido de fastidio. Realmente estaba teniendo un mal día.

- ¿Qué ha pasado? – pregunté con un tono suave.

- ¡Esa chica infeliz tuvo la audacia de colgarme! – dio un golpe en la mesa. – Ella firmó el contrato, ¡no puede decir que no va a hacer una escena ahora!

- Ah… Espera, déjame adivinar qué pasó. – Dije, mirándola. – La conociste en el Hot Dance Club, viste que era guapa y que tenía potencial para hacer una escena, le presentaste el contrato y ella, que probablemente estaba borracha, lo firmó. Y ahora no quiere grabar la escena. ¿Lo he entendido bien?

- ¿Cómo lo sabes?

- ¡Maldita sea, Amalia, siempre haces eso! Pensé que ya había aprendido. Sinceramente, eres una idiota…

Se levantó y me miró con expresión cerrada.

- Poche, ¿quién te crees que eres para…

- Soy María José, querida. La actriz porno que más dinero hace para su productora y que, por lo que parece, tiene más sentido de la inteligencia que usted, que es quien dirige todo. Maldita sea, Amalia, ¿cómo puedes hacer eso por tercera vez consecutiva? Las chicas que acuden a tu club sólo están allí para emborracharse y bailar hasta caer rendidas, ¡no para sentarse a firmar un contrato con un sello de películas porno!

Se sentó, mirándome con una expresión vacía.

- Pero funcionó con Ava. – murmuró.

- Ava sabía exactamente a donde iba cuando entró en el Dance Hot Club, Amalia. Ella fue allí con la intención de hablar contigo y firmar un contrato. – Puse los ojos en blanco. - ¿Cómo se llama la chica?

- Daniela Calle. ¡Es una castañita sexy, Poche! En serio, es impresionante. – dijo, con una sonrisa perversa que se apoderó de sus labios. – Y tiene un culo que… ¡Wow!

Eso me hizo reír. Amalia era una bisexual empedernida y no tenía reparos en ocultarlo.

- Y ahora me ha colgado y no sé si hará la escena. Había pensado en todo, ¿sabes? Algo más romántico, tú como una esposa perfecta y sexy, ella como tu dulce esposa que florece para ti – suspiró y cerró los ojos – Pero no sé si eso ocurrirá ya.

- Bueno… No lo aceptará a menos que sea rica. Cien mil dólares por incumplimiento de contrato no es algo que pueda pagar cualquiera. – murmuré, encogiéndome de hombros.

- Es cierto. – sonrió y volvió a coger el teléfono. - ¿Jared? Prepara el coche, nos vamos en diez minutos. – colgó y se levantó.

- ¿Qué estás haciendo, Amalia? – pregunté, levantándome y siguiéndola.

Se colocó el bolso al hombro, se echó el pelo rizado hacia atrás y me miró con una sonrisa.

- Voy a por esa cosita bonita, cariño. Y volveré con ella a mi lado, ¡o no me llamo Amalia Andrade!

Salió de la oficina y me reí, sabiendo lo convincente que podía ser Amalia. Sólo espero que esta persona, Daniela, sea tan buena como se dice, aunque ya sabía que Amalia tenía un magnífico don para elegir a los mejores para formar parte de su equipo.

Y por eso estoy aquí.

ESTRELLA PORNO (caché) {Terminada}Where stories live. Discover now