—Con ella prefiero así.

—Hablando de compañerismo, el viernes voy a ir a una fiesta.

—¿Celebras Halloween?

—Solo es el pretexto —sonrió.

—Últimamente has ido a más fiestas.

—Estoy intentando retomar como era antes, solía ser muy sociable y convivía mucho, pero por mis conflictos comencé a aislarme, no sabes cómo extraño al antiguo Alan—le sonreí con comprensión.

Me gustaría tener su seguridad de saber quién era antes y si hay alguna diferencia en lo que ahora era, El único conocimiento que tenía es que la versión de mi pasado que más recordaba de mí no deseaba traerla al presente.

—Es bueno que no pierdas tu esencia.

—Cambiando de tema ¿Al rato me puedes dar una foto de tu mamá?

—No tengo ninguna—le recordé

—¿Y las de tamaño infantil?

—¿Para qué la quieres?

—Tú solo dámela, confía en mí—me sonrió.

—Está bien, cuando acabemos de comer te doy una.

El misterio de la foto me tuvo intrigado hasta el jueves que supe de qué se trataba. En cuanto entre al departamento Alan se plantó frente a mí impidiéndome avanzar.

—Quiero comer, cambiarme...—empecé a reprochar, él puso su dedo en mi boca pidiéndome silencio.

—Antes de eso, cierra tus ojos y extiende tus manos.

—¿Para qué Alan? Necesito ir al baño.

—Deja de usar ese tono de niño berrinchudo y obedece—estuve a punto de decir algo más, pero Alan puso esa mirada de madre que te hace callarte, hice lo que me pidió.

Cerré mis ojos y extendí mis manos esperando, escuché que caminó hacia algún lado y cuando regresó sentí algo en mis manos.

—¿Ya puedo?

—Ya—me confirmó, despacio fui abriéndolos y cuando vi lo que tenía en mis manos me quedé boquiabierto, era un portarretrato mediano con la foto de mi mamá.

—¡Pero Alan! ¿Cómo le hiciste? —sonreía satisfecho al ver mi reacción.

—La mandé a ampliar, para poder ponerla en la ofrenda.

Sentía ganas de saltar por todo el departamento era lo mejor que había hecho por mí, contuve mis instintos de liebre, en cambio, me fui por los de oso, lo abrace muy fuerte siendo la única forma que encontraba de agradecerle, él me palmeo con suavidad mi espalda, pasados algunos minutos lo solté.

—Gracias Alan, en verdad jamás creí que tendría una foto así de ella, gracias —repetí una y otra vez, él solo puso su mano en mi cabeza acariciándola.

—¿No querías ir al baño? —me recordó mi urgencia.

—Es cierto, me estaba meando—le di la foto y salí corriendo.

En ese momento deseaba regresar a abrazar a Alan, simplemente las palabras no me bastaban para expresar lo que estaba sintiendo.

El viernes que era 30, el pre a Halloween, decidí quedarme en casa pese a ser invitado por los amigos de Aim a una fiesta, no solo era mi falta de interés de convivir sino también que ella no asistiría, no tenía caso ir con un montón de desconocidos que estarían bailando y tomando, dos de las cosas que evitaba hacer.

Entre tú y ellaWhere stories live. Discover now