極限 (UNLIMITED) Blood | ayaruki (dl)

Capítulo 2: Quiebre

Una figura femenina los observó irse desde el balcón de su habitación. Aún portaba el limpio uniforme escolar que al final esa noche no pudo terminar de estrenar. La tela brillante ahora era testigo de un dañado corazón, arrugándose lastimeramente por la presión de una gran y escondida impotencia que la limitaba a querer quitárselo.

Las lágrimas desbordaron de sus rosáceos y cansados ojos. No podía lograr que su llanto parara de resonar en todo el oscuro lugar. Estaba tan destrozada, que para colmo su mala condición física solo lo empeoró.

Sus piernas flaquearon y se dejó caer al suelo, apoyando su espalda contra el barandal. Derrotada, nuevamente comenzó a llorar mientras apretaba con firmeza su preciada cruz de plata contra el pecho, como si buscara atravesar de una vez su corazón.

ㅡA-Ayato-kun… ¿por qué...? ㅡ cuestionó entre audibles sollozos. 

( FLASHBACK )

Finalmente había terminado de arreglarse. Se le estaba haciendo un poco tarde para reunirse con los demás en la Sala Principal.

Salió de su habitación y fue en busca de Ayato, ya que sabía bien lo capaz que era el joven de no bajar o provocar a Reiji por su rebeldía. Así que se apresuró en ir hasta su cuarto, pero antes de haber podido tocar la puerta, los murmullos y las risas provenientes del otro lado llamaron su atención.

ㅡOh, al parecer Ayato-kun y Laito-kun están juntos… ㅡdedujo ella al escuchar sus voces ㅡSerá mejor que los llame antes de que sea tarde ㅡnuevamente intentó tocar la puerta, pero la preocupada voz de su pareja la detuvo.

ㅡ¿Sabes? No sé cómo confesar esto, pero no podré continuar en calma si no se lo cuento a alguien más, ¿puedo confiar en que no se lo dirás a nadie? ㅡescuchó de lejos unas palabras alentadoras por parte del castaño y el pelirrojo hizo una pausa. La oji-rosa, por tanto que lo intentó, no pudo evitar pegarse a la puerta. Seguramente más tarde le rogaría perdón a Dios. ㅡEh, bueno, yo-, bueno, R-Ruki y yo… estamos saliendo en secreto. Desde… hace ya casi dos años.

Soltó finalmente y el incómodo silencio reinó en toda la casa por un momento. Yui abrió sus ojos con sorpresa y tapó su boca ahogando un chillido. Ninguno de los presentes emitió sonido alguno, ni siquiera Laito quien, al parecer, también quedó en shock. 

La tensión no dudó en aparecer y el ambiente se tornó pesado, tanto que la joven no logró aguantar y desapareció instantáneamente de la escena.

Entre tropiezos la rubia corrió y corrió con lágrimas en sus ojos hasta encerrarse nuevamente en su habitación.

Pobre Yui, sabía que quedarse allí escuchando lo que no le incumbia le traería serios problemas. 

Pero como bien dicen por ahí; la curiosidad mató al gato.

Las energías que durante el día fue almacenando para poder ir al instituto se esfumaron en un instante y su anemia solo la mareó cada vez más.

Se sentía muy enferma. 

Pero aún no podía darse el lujo de llorar libremente. El fuerte portazo que dio seguramente habría llamado la atención de quienes estaban alrededor y, por si fuera poco, era seguro que en cualquier momento Reiji la iría a buscar por su impuntualidad.

Ante la posibilidad de su llegada, dejó las lágrimas momentáneamente de lado y refrescó su cara.

Segundos pasaron y tal como lo pensó, unos suaves golpes se hicieron presentes al otro lado. Abrió la puerta y tímidamente levantó la cabeza, encontrándose con la figura de Reiji mirándola con total desaprobación. Pero antes de que el mayor pudiera hablar, la menor, en su nerviosismo, se adelantó en tomar la palabra.