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En cuanto te fuiste del lugar, Naoto se metió de inmediato a su cuarto a dormir.
No quería saber de nada, quería que su mente se ocupará en algo más que no fueras tú.
Pero se había acostumbrado tanto a tu presencia, a tu compañía, tus risas y gritos hacías el, tu amabilidad.
— ¿Naoto esta todo bien? — se escucho la voz de Hina desde el otro lado de la puerta
— Si... Solo tengo sueño... Estoy bien.
Nada iba a estar bien en la vida de Naoto, todo se volvería un caos para el, al igual que para su hermana.
La próxima semana fue un infierno para Naoto.
No salía de su cuarto, sentía un vacío en el, y siempre que Hina hablaba con él, le terminaba gritando.
No comía, para ser solo dos días había adelgazado bastante, si antes tenía problemas por dormir, ahora dormía de más.
Haciendo que sus ojos se vieran hinchados, dejando de tener mucho movimiento en el cuerpo.
Hina siempre trataba de hacerlo salir.
— Vamos Naoto, sal...
— ¡No! No quiero! Solo déjame aquí! — grita desde adentro
Hina abre la puerta, viendo como su hermano estaba enrollado como oruga en su cama.
— ¿Naoto?
Pronuncia ella acercándose al menor, lo movió para después quitarle las sabanas.
Dándose cuenta de que su hermano menor estaba llorando
— ¿¡Naoto!? — exclama confusa
— Hina, ¿por qué me siento así? Yo la extraño... No quería separaran de ella... Si pudiera, me hubiera lastimado aún más, quisiera tener al menos cinco minutos a su lado, abrazándola... ¿Por qué? ¿Por qué me siento así?
Naoto solo hablaba de ella, más no decía ningún nombre, y Hina no sabía a quién se refería.
— ¿Estas así por una chica? — pregunta Hina
— ¡No es por cualquiera! ¡Ella me ayudo sin pedir nada a cambio! ¿Cómo se supone que no me enamore de alguien así?
Exclama Naoto, la cabeza de Hina hizo clic sabiendo de quien era la chica que hablaba Naoto.
— ¿Hablas de _____?
Naoto guardo silencio haciendo que el sólito confirmara la pregunta de Hina.
— Si vas a regañarme hazlo de una vez — murmura el menor
— No voy a regañarte, esto no hubiera si te hubiera cuidado yo y no ella
— ¿estas enojada con _____? — pregunta con miedo
— No, para nada, ella fue muy amable con nosotros — dice con una sonrisa la mayor — Estoy enojada conmigo por no saber cuidarte bien cuando debía...
— . . . —
— ¿Qué te parece si hablamos con _____? Yo no sé qué hacer en estas situaciones, ella sabrá que hacer...
Que gran sorpresa se llevarían al saber que no iban a poder encontrarte.
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