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Naoto caminaba a un lado tuyo, te veía con curiosidad.
—Qué eres de Hina?—preguntó
—Soy su amiga—respondiste sin verlo, estabas mas al pendiente del camino.
No querías parecer grosera, pero era d noche, y estabas con un niño en la calle los dos solos.
No querías que le pasara nada a él, ni a ti.
—Naoto, no deberías aceptar ir con las personas desconocidas así como si nada—dijiste
—Pero no eres una desconocida, eres amiga de mi Hermana.
—No era a eso a lo que me refería—dijiste tratando de explicarle—No sabes que tipo de persona soy, pero aún así aceptaste venir conmigo, no por que sea amiga de tu hermana significa que sea buena persona..
—Eso quieres decir que eres una mala persona?—preguntó inocente
—Claro que no, yo jamás te haría daño ¿okey?—alborotaste su cabello—Solo ten en cuenta lo que te digo
—Bien...
Después de esa pequeña charla siguieron caminado hasta llegar a tu hogar.
Sacaste la llave y abriste la puerta, encendiste las luces, Naoto entró cuando vio que no había nada sospechoso.
—Quieres ver alguna película o prefieres jugar?—preguntaste
—No soy un niño, tengo 13 años—se quejo
—Todavía eres un niño—le dijiste, este iba a reclamar pero lo tomaste de las mejillas—Dije, eres un niño
Solamente apartó el rostro avergonzado y busco algo con que entretenerse.
—Puedes sentarte en el sofá, llevaré tus dulces y pondré una película ¿te parece bien?—sugeriste
—Si!
Fuiste hasta la cocina llevando contigo los dulces de Naoto, junto con algo d fruta para ti.
La pusiste en la mesita que estaba aun lado del sofá, donde también había una lámpara ahí mismo.
Buscaste una película para el, aunque casi todo tu inicio era sobre documentales criminalisticos y casos paranormales.
—Qué quiere ver Naoto?
—Algún caso criminalistico—sugirió, lo viste con duda
—No se si esos sean programas para alguien de tu edad...
—Siempre veo ese tipo de cosas y no me dicen nada...
De decidiste confiar en su palabra y pusiste el primer caso que viste. En ese tipo de programas había escenas demasiado fuertes.
Pero Naoto los veía como si no fuera nada. Y de la nada empezó a hablar contigo.
—Y tus padres?—preguntó
—Vivo sola...
—Ohh... Lo siento yo no sabia—al escuchar sus lamentos empezaste a reír
—Ohh Naoto—dijiste entre risas, este te veía raro—Mis padres siguen vivos, solo vivo sola...
—Pudiste haberlo dicho—dijo el avergonzado.
—Esta bien, esta casa era de mi abuela, parece grande, pero no es la gran cosa, una cama, una sala pequeña, un baño, y una cocina, las demás habitaciones están vacías, una casa normal...
Naoto asintió en respuesta y no volvió a sacar el tema, volvieron a ver la televisión.
Las horas estaban pasando y los dos veían tranquilamente la televisión, hasta que Naoto pronunció tu nombre.
—_____...—te hablo
—¿si? Que pasa
—Tengo sueño...
El chico frotó sus ojos, mientras bostezaba, realmente se veía cansado, y todavía no eran ni las 10 de la noche.
—Bien, te llevaré a la cama...—tomaste su mano.
Naoto casi no tenía contacto con las personas, pero al ver cómo tomabas su mano tan delicadamente, se sentía raramente feliz.
Lo llevaste a tu habitación y lo arropaste en la cama, ese te veía curioso en todo momento.
—Cuando vendrás a la cama?—preguntó el
Sus palabras no las decía con malas intenciones, solamente estaba preocupado por donde dormirías, le habías dicho que solo había una cama y no quería que durmieras en el sofá.
—Duerme tú, iré a recoger a la sala.
Este asintió y apagaste la luz de la habitación para irte a la sala a limpiar, una vez acabaste volviste a la habitación.
Naoto estaba dormido, sacaste una sabana del armario y bajaste a la sala a dormir en el sofá.
Después de todo, no querías molestar a Naoto mientras dormía.
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