-"Estás delirando, no viste una mierda...no paso nada" Ken espeto mientras comenzaba a desabrochar mis propios pantalones.

Mis manos se movieron hacia las suyas, deteniéndolo y lo mire a los ojos, tratando de no derramar unas cuantas lágrimas que amenazaban con descender. -"¿Cuál era su nombre?.

La mandíbula de Ken se apretó. -¿Que hay de esos chicos con los que estabas?.

Ignorando mis malditas preguntas, entonces yo también puedo jugar. Solté sus manos. Y el continuo desnudandme.

-"Apuesto qué dejaste que te follaran los dos al mismo tiempo". Se burló mientras levantaba mi camisa por encima de mi cabeza. "Maldita Puta sucia"

-"No lo hize".

-"Mentiroso de mierda". Ken me volteó sobre mi estómago bruscamente y se puso detrás de mí.

-"Si digo que no, es no. Y si lo hiciera, lo olerías en mi". Manjiro dijo entre dientes, "Talvez si hubieras entrado diez minutos después...". Solté una risita coqueta.

La mandíbula de Ken se apretó, y tomo con fuerza mi cabello y lo alzó. -"¿Quieres ser una puta?. Draken se burló, envolviendo su mano libre alrededor de la base de su pene, -Te trataré como una". Luego empujó con fuerza su polla en mi agujero, grite un poco antes de estabilizar mi cuerpo con mis codos, en seco dolía como una mierda.

Mis ojos se cerraron y contuve un gemido cuando comenzó a empujar sus caderas, sin siquiera darme tiempo de tomar su polla, mientras golpeaba continuamente en mis entrañas.

Por alguna maldita razón, una parte masoquista y retorcida de mí, le gustaba que me forzaran. Creo que el también lo sabía. Draken se inclinó para morder el lóbulo de mi oreja y susurró: "Tu...eres mío...de nadie más".

Draken adoptó un ritmo brusco y profundo, me incline aún más para darle mejor ángulo. Trate de consentrarme en el sexo, pero no podía sacar a esos jodidos hombres de mi mente. Ni siquiera había conocido a Ran y Rindou durante tres horas y por arte de magia ya no quería que mi propio novio me follara.

Di un suspiro pequeño y cerré los ojos con fuerza mientras envolvía mi mano alrededor de mi pene. Al menos tenía que hacer que pareciera que lo estaba disfrutando. Acaricié mi eje, hacia abajo y hacia arriba. Luego deje que mi mente vagara al recuerdo con Rin... Con su largo cabello pegado a su reluciente piel, sus definidos abdominales ondulados, mientras gemía y tomaba mi cabello con sus manos fuertes, su olor, sus ojos, la forma en qué me beso Ran. Mi estómago se encoge sobre si mismo y mi corazón bombardeaba más fuerte.

Gemí escandalosamente. Deseé que Draken nunca nos hubiera encontrado, por lo menos de hubiera obtenido sus números antes de irme. Lo hubiera montando en ese preciso momento, hacer desaparecer nuestra ropa para poder mirar y tocar en lo que me plazca. Jadeando escandalosamente, incline nuevamente mis caderas para que el bocón de atrás, golpeara mi próstata y continúe acariciando mi eje, llevándome al borde de mi propio climax, ya que el nunca le importo mi propio placer. Mientras Draken gemía, sus dedos su hundiéndose en la carne blanda de mis caderas, manteniendo estocadas profundas.

-"Mhpg Mierda, te sientes muy bien, Mikey". Gemí y enterré mi cara sobre mis brazos cruzados, el golpeó mi punto G. Y me corrí primero sobre mi abdomen, anhelando la mera idea de que los hermanos Haitani terminarán dentro de mi, llenandome de su semen y viéndome como se escapa de mi, limpiando con una toalla o talvez su lengua. Una sonrisa pícara se asomó sobre mis comisuras. Draken hizo lo mismo, gruñendo como si fuera un maldito perro, cuando sus caderas se detuvieron y se corrió dentro de mi. Espere un momento mientras recuperaba el control de su respiración y dejé escapar un pequeño suspiro.

7 minutos en el paraíso Where stories live. Discover now