CAPÍTULO 5

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Mi papá me levanta a las tres de la mañana, me da mi horario y me doy cuenta que está en español, un detalle de la nueva cortesía de la reina conmigo, me toca limpiar y organizar la cocina, voy a la cocina y mi madre está preparando espagueti con salsa napolitana.

-Hola mami – le digo.

-Hola Emi – me dice.

-Huele delicioso – le digo provocada.

-Te voy a dar un poco – me dice susurrando, coge un plato y me sirve.

-Gracias mami, te quiero – le digo, me termino de comer la pasta y comienzo a limpiar la cocina. Después me ayuda a organizarla, al terminar ya son las cinco, miro mi horario y me toca subir a organizar el cuarto de la reina. Cuando llego a la puerta, abro y me encuentro con el cuarto vacío, la cama sin tender y muy desorganizado. Comienzo con tender la cama, organizar la ropa, de pronto me llama la atención la puerta blanca que está al lado del armario, intento abrirla, pero no puedo. Busco una llave por todos lados, pero no la encuentro, al final me rindo y me retiro de la habitación, ya son las siete, miro mi horario y veo que tengo que limpiar el pasillo de la entrada del castillo, lo limpio y veo la hora en el reloj gigante de la puerta, se me hizo muy tarde para la cita con Mateo, porque son las ocho y cincuenta. Rápidamente subo a la celda y me doy cuenta de que la única ropa diferente a mi uniforme es con la que llegue acá, me la pongo, me recojo el cabello en una cola de caballo y bajo la escalera para buscar a Mateo. Al bajar me sorprende ver que Mateo está sentado en la escalera, al verme, se levanta, me saluda de beso en la mejilla y me dice:

-Estás hermosa.

-Gracias – le digo sonrojándome.

- ¿Estás lista para escaparnos?

- ¿Escaparnos? – le pregunto sorprendida.

-Si – me dice riéndose – nos vamos a escapar a dar un paseo por la ciudad ¿lista?

-Claro.

Salimos del castillo a escondidas y tomamos el tren hacia el centro de la ciudad. Vivimos en un país llamado Askard, es un país extremadamente grande, lleno de ciudades enormes con museos, teatros, parques y edificios gigantes en cada una de ellas, pero obviamente no puede faltar el castillo de la reina en la capital llamada Sweeland. Llegamos al centro de la ciudad y Mateo me pregunta que a donde quiero ir primero: al cine o al parque de diversiones, yo le digo que al parque de diversiones. Llegamos al parque, Mateo compra las boletas y comenzamos con subirnos en la rueda gigante, afuera venden unas cámaras especiales para tomarnos fotos en la rueda, Mateo compra una y nos subimos. Desde lo alto se ve toda la ciudad, Mateo me dice:

- ¿Te gusta?

-Sí, es un hermoso paisaje.

-Tomémonos fotos – me dice.

-Dale – le digo.

Yo cojo la cámara y nos empezamos a tomar fotos en una él me da un beso en la mejilla, otra él me la toma cuando estoy distraída y yo empiezo a hacerle cosquillas para que la borre, en otra él me abraza, en otra se ve la ciudad detrás de nosotros y en la última nuestras narices quedan pegadas y se ve el sol de fondo. Nos bajamos de la rueda y nos vamos a la montaña rusa, el se hace en el puesto de atrás y yo en el de adelante. La montaña rusa es genial, después de ahí nos vamos a las demás atracciones, en todas, me coge de la mano y me dice que no lo suelte porque es muy miedoso para la adrenalina. La última atracción que nos hace falta visitar es el castillo del terror, entramos y en todo el recorrido está agarrado de mi mano, muerto de miedo, salimos y me dice:

-Gracias por tenerme tanta paciencia.

-No te preocupes.

-Ahora, ¿vamos al cine?

-Sí.

Llegamos al cine y él me pregunta que cual película quiero ver, yo le digo que quiero ver EL VIAJE PROHIBIDO, él compra las boletas y un combo de palomitas con dos gaseosas y dos chocolatinas. La película es muy buena, ya está por acabarse, de casualidad, los dos metemos la mano al empaque de las palomitas al mismo tiempo y nuestras manos se rozan, nos miramos el uno al otro, el me retira un mechón de la cara, de pronto se prenden las luces, nos volteamos y nos damos cuenta de que la película se acabo. Salimos del cine, ya son las siete, vamos al parque, al llegar el me dice:

- ¿Que te pareció la película?

-Buenísima.

-Muy buena elección – me dice con ternura – la que tuviste.

-Gracias – le digo.

Un señor vende algodón de azúcar, él me compra uno y nos vamos caminando hacia la estación de trenes, cogemos el tren y nos dirigimos al castillo. Al llegar el me dice:

-Hoy fue un día increíble.

-Sí, me divertí mucho – le digo con una sonrisa.

-Esa era la idea, que te divirtieras.

-Pues te tengo que decir, que lograste tu cometido – le digo riéndome.

El se ríe también.

-Creo que llego la hora de despedirnos – me dice.

-Sí, tienes razón – le digo.

-Chao – me dice y se inclina para darme un beso en la mejilla.

Yo le doy el beso, me volteo y me voy hacia mi celda. No sé porque me volteo a verlo y él también se voltea para verme, me sonríe y yo también le sonrío. Al entrar al castillo me encuentro con la víbora venenosa: la reina Victoria.
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Hola pulpeople! Este capítulo me ha dejado estás emociones un poco agridulces, no se ustedes: 😘☹️✨❤️Mateo es demasiado divino con Emily y a ella él también le parece súper interesante... ojalá que la malvada reina no se interponga en su relación, roguemos a Dios jajaja, les agradezco de corazón por estar aquí presentes y unidos a esta tan bella historia echa con muchísimo amor para ustedes mis lectores. "Vidas de Cristal" va para largo, no se imaginan la emoción que tengo!! Que tengan una semana maravillosa y sean muy muy felices. Cada vez más :))))))

Vidas de CristalWhere stories live. Discover now