── Siete

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No te rindas, no me rendiré.
Déjame amarte.

Justin Bieber (Let Me Love You)


〔🍱〕


"Segunda regla, no lo dejes entrar a casa."

Las palabras de Felix siguen rondando en su cabeza, haciendo que recuerde la vez que su madre no dejó pasar al pelinegro a su casa, a pesar de que este estuvo desgastando sus nudillos durante más de una hora.

Sigue ocultándose del mayor durante los días siguientes, no quiere verlo porque sabe que no podrá resistirse. Nadie puede resistirse a Christopher Bang.

Los minutos de descanso entre clases se la pasa oculto en la biblioteca, un lugar al que sabe, Christopher jamás iría. Pronto las vacaciones llegarán, con eso no tendrá que seguir ocultándose en otro lugar que no sea su habitación.

Sólo tenía que seguir evitando el contacto con su antiguo novio por un poco más. Pero, para la suerte de Minho, eso no estaba en los planes del mayor. Christopher observaba desde lejos como el castaño pasaba la hoja del libro que leía, acomodando sus lentes de vez en cuanto, teniendo las cejas juntas y los labios fruncidos, completamente concentrado en la información y no en como las personas salían, dejándolos solos con la mujer que vigilaba el lugar. Con una idea en mente, Christopher hizo uso de sus buenos genes y consiguió librarse de la mujer.

Los días sin el castaño habían sido realmente desesperantes para el pelinegro, no sólo por el hecho de que las últimas palabras que escuchó del menor habían sido dolorosas, si no porque no había dejado que hablaran sobre ello y lo resolvieran, como había pasado muchas veces antes. En cambio, tuvo que ignorarlo por dieciocho días, porque sí, Christopher los contaba.

Pero ahora, no tendría salida, iban a hablar sí o sí y el pelinegro estaba seguro que volverían a estar como antes. Tenían que estarlo.

Oye, el timbre sonó hace como cinco minutos. — una risa burlona acompaña lo dicho, haciendo que el cuerpo entero del menor se tense al reconocer a quien pertenece.

Los bonitos ojos de Minho se dirigen hacia el rostro del chico que se ha sentado frente a él en la mesa y rápidamente voltea a todos lados, dándose cuenta que se encuentran solos en aquel lugar. Traga nervioso sin siquiera darse el lujo de responder a las palabras del mayor y quiere correr.

Quiere irse porque sabe lo que pasa cuando Christopher tiene en su rostro aquella linda, pero traviesa, sonrisa.

Se levanta de su lugar, sin tomar sus cosas, pero antes de que pueda largarse a cualquier lugar en el que pueda olvidarse de esos ojos negros que le encantan, Christopher tira de él.

El libro que yacía en la mesa cae al suelo cuando el mayor sube a Minho a ésta, sus labios se encuentran, danzando entre si en un ritmo necesitado. Las manos de Christopher se posicionan en la cintura del castaño con leve fuerza, mientras las contrarias se vuelven puños en sus hombros, apretando la tela de la camiseta que Christopher lleva.

Cuando el pelinegro abandona la boca contraria, la imagen de Minho llorando es lo primero que sus ojos ven y su pecho duele al ser empujado lejos, sin que antes pueda limpiar las mejillas húmedas de su lindo castañito.

N-No quiero que m-me vuelvas a tocar, C-Christopher.

Amor...hablemos. Lo que dijiste no...

Lo que dije fue en serio, Christopher.

No, no es cierto. vuelve a acercarse aún contra la protesta del menor y sujeta su rostro entre sus manos para volver a besarlo. — Me sigues queriendo, Honnie.

No, se acabó, Christopher. Sueltame.

El menor forcejea hasta que se deshace del agarre y no deja que el pelinegro vuelva a retenerlo. Toma sus cosas de manera torpe para irse, deteniéndose un segundo en su camino a la salida cuando escucha al mayor volver a hablar.

No me voy a rendir tan fácil, lo sabes. logra oír antes de cruzar la puerta y partir a cualquier otro lado.

¿Sería malo esperar que Christopher cumpliera con lo que dijo?

𝗡𝗘𝗪 𝗥𝗨𝗟𝗘𝗦 › chanho ᜵  banghoWhere stories live. Discover now