El proyecto Soudam (traducción)

Capítulo 4: Kagerou Daze (Parte 3)

Con su epifanía, Gundham siguió adelante. Fue testigo de innumerables muertes y soportó cada sentimiento aplastante que le dieron los bucles con la esperanza de que Kazuichi viviera. A pesar de su nueva motivación, el domador de autómatas aún moría cada vez. El destino creaba constantemente nuevas formas de sufrimiento para Gundham. Como cuando Kazuichi fue asesinado por un tren que pasaba, o cuando murió quemado y gritó por su vida, o cuando terminó colgando de su cuello y se balanceó suavemente sobre el suelo.

Gundham a veces se olvidaba de recordar qué cosas conducían a qué muerte. Era inevitable, simplemente había demasiados recuerdos plagando su mente. Cuando sucedía, se maldecía a sí mismo y a su propia estupidez por olvidar algo tan horrible. Como cuando accidentalmente caminaron cerca del mismo edificio en construcción. Todo iba bien, hasta el final.

Habían caminado por el parque (que estaba sospechosamente tranquilo), habían tomado un refrigerio y, sorprendentemente, habían ido al arcade. Kazuichi era increíblemente hábil en los juegos a pesar de que "solo había estado allí una o dos veces". Fue uno de los momentos favoritos de Gundham verlo tan irritado por ganar un animal de peluche. Gastando ficha tras ficha, trabajaron juntos para ganar boletos, teniendo pequeñas competencias entre ellos en el camino. A Gundham le encantaba pasar el rato con él, se perdió por un tiempo en ese momento y simplemente disfrutó de lo que tenía. Después de una multitud de juegos, finalmente ganaron lo suficiente para obtener el gran tiburón rosa, pero lo regalaron después de ver a una niña con un vestido azul claro llorar por su premio perdido.

"¿En serio?" ella sollozó, "¿Me lo estás dando?"

"¡Por supuesto! No lo necesitamos", sonrió Kazuichi. Levantó el pulgar y mostró filas de sus dientes afilados. "¡Además, ya soy un tiburón rosa!"

Ver a Kazuichi regalar ese tiburón hizo que el corazón de Gundham se acelerara. Su amabilidad le hizo mostrar una sonrisa enamorada, pero sintió que algo andaba mal. No solo el miedo a su muerte, sino... algo más. Era como si algo lo estuviera reteniendo, como si la energía dentro de él se estuviera agotando lentamente. No tenía idea de por qué se sentía así en un momento tan feliz. Lo restó importancia, pensando que era solo el gran estrés que estaba experimentando. Mientras los dos se reían, llegó la madre de la niña. Su vestido negro flotaba ligeramente mientras caminaba, y una mirada confundida apareció en su rostro al ver la escena. Aunque inicialmente cautelosa con sus apariencias, pronto agradeció a ambos hombres y se sorprendió especialmente cuando se dio cuenta de que eran estudiantes de Kibougamine.

"¿Ustedes dos van a Kibougamine? ¡Eso es increíble!" dijo la mujer.

"¡Algún día, yo también quiero ir allí!" exclamó la niña.

"¡Espero con ansias el día en que te vuelvas lo suficientemente poderoso como para enfrentar las pruebas del Inframundo!" Gundham declaró mientras Cham-P salía de la bufanda y se apoyaba en su hombro.

"¡Guau! ¡Un hamster!" la niña sonrió, "¡Es tan lindo! ¿Puedo acariciarlo, por favor?

"Cariño, no creo...", comenzó su madre.

"No se preocupe, señora", interrumpió Gundham. Cham-P olfateó el aire y luego pasó de su hombro a su mano vendada. "No hay ningún problema. Solo te pido que tengas cuidado al tocarlo. Es una bestia demoníaca feroz que no dudará en usar sus colmillos si lo subestimas." Una mirada algo temerosa apareció en el rostro de la niña al escuchar su advertencia.

"Quiere decir que debes ser amable para no asustarlo", intervino amablemente Kazuichi.

"¡Oh! ¡Ok! Seré cuidadosa. Lo prometo." Levantando una mano lentamente, la niña rozó el suave pelaje con los dedos. "¡Es tan suave y esponjoso! ¡Él es tan lindo!" Gundham sonrió con orgullo, como un padre orgulloso de su hijo, y se rió entre dientes. Sin que él lo supiera, Kazuichi estaba mirando divertido la escena, conteniendo una leve risita. La niña retiró su mano, provocando que Cham-P regresara a la bufanda.