—¿Por qué César no te encontró?— Preguntó Germán a Elizabeth.

— Ante mis conocidos tengo otros apellidos. Papá nunca me encontró, hasta que un día Martha me encontró y de contactó conmigo.— Explicó poniendo sus brazos en jarras.

—¿Para qué hiciste eso?— Inquirió Mafe a mi mamá.

— Para tener respuestas, para ayudar a Lizzie y por otra razón.— Replicó bajando la vista.

— Exacto, Martha me ha dicho los pasos de mi papá estos años.— Fruncí mi ceño.— Pero aún no entiendo porque ella insistió en buscarme.— Elizabeth y yo miramos a mi mamá.

Mi mamá se quedó en silencio y bajó la vista, miró a su costado y vió a la pareja Calle, Germán asintió con su cabeza y mamá observó a Lizzie para después observarme a mi.

— César y yo tenemos algo en común, un lazo que nos une de por vida.— Titubeó mamá moviendo sus manos nerviosa.

—¿A qué te refieres?— Repliqué rápidamente.

— Poché, hija, tú sabes que Juan Carlos no es tu papá.— Suspiré y cerré los ojos, asentí con mi cabeza tratando de no enojarme.

—¿Qué tiene que ver eso?— Respondí con los labios fruncidos.

— Elizabeth, tú sabías que tu papá tenía un hijo fuera del matrimonio.— Mamá se dirigió a Elizabeth ahora.

— Si, pero-

— María José, tu eres hija de César Bustamante... Hermana de Elizabeth.— Arrojó mi mamá, me senté en el sofá de golpe.

«Hermana, hermana, hermana» Esa palabra resonaba en mi cabeza cómo una grabadora dañada.

¿César Bustamante era mi padre? Dios no, esto no podía estar pasando, tenía que ser una maldita y jodida broma de mi mamá.

— Eso no puede ser cierto.

Salí de mi estupor al oír a Daniela, ella negó con su cabeza y tomó su pecho recargandose en uno de los sofás de la sala. Yo no podía salir de mi trance.

— Lo es, Daniela.— Replicó mamá con seguridad.

—¿Qué...?— Musité en un hilo de voz.

Tragué grueso mirando a la chica a mi lado, a Elizabeth. Ella también parecía estar en estado de asombro, comencé a negar riendo.

— No, ella no puede ser mi hermana.— Hablé rápidamente parandome del sofá.

— Lo es, César es tú verdadero padre.— Mamá se puso de pie y me vió con ojos de pena.

—¡Tú haz mentido demasiado! ¡¿Por qué debo creerte ahora?!— Grité señalando con mi dedo índice a mi madre.

—¡Tienes que creerme!— Me tomó de los brazos, negué con mi cabeza a punto de llanto.—¡Él fue mi amante con él huí! ¡Puedo demostrar que es tu padre! ¡Y esta vez no miento!— Habló con voz seria.

Sentía un nudo en la boca del estómago, mi estómago revuelto a punto de querer vomitar. Un ruido se escuchó y era de Calle quién habla tirado cosas en el camino yendo a la cocina.

—¿Calle, hija, estás bien?— Se escuchó Germán preocupado, Daniela negó con sus manos buscando algo en la alacena.

— Me falta el aire.— Habló entrecortado sacando una botella de vodka, fruncí el ceño.

— Hija, no es momento para eso.— Regañó Germán.

— Espera, papá.— Daniela dió un trago a la botella.—¿Son hermanas?— Se dirigió a mi mamá.

La lista || TerminadaWhere stories live. Discover now