Condenado

232 26 5
                                    

La aparición de una nueva puerta en Casita sólo indicaba que una de las hermanas estaba embarazada

Oops! Questa immagine non segue le nostre linee guida sui contenuti. Per continuare la pubblicazione, provare a rimuoverlo o caricare un altro.

La aparición de una nueva puerta en Casita sólo indicaba que una de las hermanas estaba embarazada. Ni siquiera Pepa se había percatado que habría un nuevo integrante hasta ese momento. Nueve meses después, su segundo hijo, Camilo Madrigal, había llegado al mundo.

Julieta también había tenido descendientes. Dos hermosas niñas, Isabela y Luisa. Meses después de encontrar la primera puerta en Casita, otra había hecho acto de presencia, indicando que ella estaría esperando a su tercer hijo. Quien resultó ser otra niña, Mirabel Madrigal.

En cuanto a Bruno, con todas las controversias alrededor de su nombre, ni siquiera se había atrevido a salir con alguien. Y nadie se acercaba a él por la misma razón. A Bruno no le importaba envejecer sin dejar herederos para el milagro, sólo ansiaba el amor de su familia, quien ha estado deteriorándose cada vez más conforme pasaban los años.

—Tío Bruno.

El hombre detuvo su caminar hacia su habitación al oír la vocecita de una de sus sobrinas. Isabela dio saltos de alegría hasta llegar a él, dejando mecer su lacio cabello oscuro con el aire, robándole una sonrisa a Bruno ante su agraciada inocencia.

La niña alzó la mirada hasta su rostro, su tío resultaba bastante alto para una niña tan pequeña como ella. Bruno dobló las rodillas hasta quedar a su altura.

—Hola, Isa. ¿Qué pasa?

Isabela observó a los lados, en busca de alguna persona por los pasillos, siendo cuidadosa a que nadie la viera en ese instante. Bruno imitó su acción de manera juguetona, causando una risa en la contraria. Ahuecó su manita sobre su boca, susurrando de manera confidente hacia el adulto.

—¿Puedes ver mi futuro?

Bruno se tensó.

—¿Quieres que use mi don? —soltó de manera estúpida. Isabela había sido muy clara en su pregunta.

—¡Sí! Ay, perdón. Sí. —volvió a susurrar sin contener la emoción.

—Eh, no sé si sea buena idea. A veces, a las personas no les agrada lo que veo.

—¿Y si llegas a ver algo que sí me gusta? Mamá dijo que tus visiones no siempre son de algo malo.

—Ay, tu mamá. —resopló.

Por supuesto que Julieta le diría aquello, tenía razón, pero no estaba seguro si arriesgarse con ella sería lo correcto. Hizo una pausa antes de responder:

—¿Estás segura de esto? Puedes llamar a tu mamá o papá para que lo vea primero y...

—¡No! Quiero verlo primero. —interrumpió, sonriendo a la par. Bruno se rindió.

—Está bien. Sígueme, Isa.

No subirían todas las escaleras sólo por una visión, no esta vez. Bruno frunció el ceño al ver que su cuarto de visiones quedaba cada vez más alejado de la entrada, así que, sin más, decidió que lo realizaría en ese mismo lugar. Tenía arena y espacio suficiente para dicha acción. Además, no tardarían nada e Isabela podría retirarse de su habitación lo antes posible.

El Innombrable | Bruno Madrigal | ✔️Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora