1. Cuando la vida cierra una puerta... ¡te da un portazo en la cara!

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Mejor no. Mejor evitar problemas.

Volvió a sentarse en el banquito, rezando porque nadie más le escribiera o enviara un audio para poder terminar su trabajo. Pasaron los minutos y cuando estaba aplicando la última capa de brillo secante, el bendito aparato volvió a sonar.

Camila vio en la pantalla que era la alerta de una noticia relacionada con su mamá, y aunque nunca le daba tanta importancia a esas alertas, ese día algo fue diferente.

Fabiana Angarita era una senadora de larga trayectoria política en el país, una mujer que se hizo a sí misma. Todo lo que ella y su papá tenían, lo había conseguido su mamá. Pero las ventajas económicas tenían un precio, la mujer vivía más en Bogotá que en Cali, y solo se veían unos pocos momentos cada dos semanas. Sin embargo, hablaban casi todos los días. Camila había configurado una alerta en su celular a las noticias que mencionaran su nombre, para poder saber en qué se encontraba trabajando y tener más temas para conversar con ella. La estrategia le había funcionado, pues tenía a una madre feliz y orgullosa de una hija que pareciera interesarse tanto por la política como ella, aunque Camila en realidad tuviera otras aspiraciones.

Esa alerta le llamó la atención y tuvo la corazonada de tener que leer la noticia en ese mismo momento. O mejor, que Rosaura se la leyera.

—Rosa, celular. —Ya ni se molestaba en dar la orden completa.

—No es un mensaje, ¿cómo veo las otras notificaciones? —preguntó confundida la mujer.

—Ay, por Dios, aprieta el botón de la derecha, tocas la noticia y luego desbloqueas el celular —explicó Camila con hastío.

La mujer siguió las instrucciones y comenzó a leer: «La senadora Fabiana Angarita es investigada por presuntos nexos con el narcotráfico. Desde hace una semana la Fiscalía General de la Nación ha estado investigando las conversaciones telefónicas entregadas por una fuente anónima, donde la Senadora del partido del Futuro da indicaciones para que le consignen dos millones de dólares a una cuenta de las islas Caimán. Presuntamente, la persona con la que habla es alias "Gordito", uno de los cabecillas de...»

Camila no soportó seguir escuchando y de un manotazo le quitó el celular a Rosaura.

—¡Señorita...!

—Te puedes ir, Rosaura. —Fue lo único capaz de decir. Sentía una opresión en su pecho y en su garganta creía tener un nudo que no la dejaba ni respirar. Sus pensamientos iban para todos lados y no coordinaba más que lo necesario para leer ella misma el resto de la nota.

—Pero, señorita Camila, se le dañó una uña —dijo la mujer quien sabía que si se iba de ahí dejándole las uñas así, la muchacha era capaz de esperar a que llegara a su casa para llamarla y hacerla ir hasta allá otra vez. Ya había pasado.

—¡Qué quiero estar sola! —gritó Camila, más molesta de lo que Rosaura nunca la había visto. Y es que la mujer no había entendido la magnitud de la noticia, para ella era una noticia más y cuando tenía que leer cosas para su cliente, jamás prestaba demasiada atención.

Pero para Camila, esa noticia estaba destrozando todo su mundo, su seguridad, su reputación, su futuro y lo peor de todo: a su mamá.

«...la Fiscalía continúa las investigaciones mientras el paradero de la senadora es desconocido, aunque aún no se han presentado cargos.

Noticia en desarrollo».

Lo siguiente que pensó Camila fue en que su papá debía saber algo. Salió corriendo hacia el gimnasio de la casa, donde el hombre pasaba la mayor parte del tiempo. No lo encontró ahí, pero su papá la vio desde la piscina y gritó su nombre. Ella corrió hacia él con los pasos más torpes de su vida, casi se cae hacia atrás al pisar un charco.

—¿Estás bien, muñequita? —preguntó Sebastián al ver que su hija por poco perdió el equilibrio y tenía la cara más pálida que le había visto jamás.

—¿Cómo así que nexos con el narcotráfico?

—¡¿Qué?!

Camila le pasó el celular, él lo recibió sin salir de la piscina y sintió lo mismo que ella había sentido hacía unos minutos al leer la noticia.

—¿Qué sabes de esto? ¿Es verdad?

—N...o. No. No sé nada —respondió muy nervioso, siendo totalmente sincero.

—¿Crees que Fabiana haya sido capaz?

Antes de responder, Sebastián salió de la piscina y se secó un poco con la toalla que había extendido en la silla asoleadora. Respiró profundo y trató de no entrar en pánico, no sólo por él, sino por su hija.

—A ver, amorcito, no perdamos el control por una noticia que no sabemos qué tan verdadera es...

—La publicó El Tiempo.

—Sí, pero de todas formas deberíamos darle a tu mamá el beneficio de la duda. ¿Ya hablaste con ella?

Camila negó con la cabeza y de inmediato comenzó a marcarle a su madre. Escuchó el timbre por varios segundos hasta que le contestó el buzón de voz y colgó. No quería dejarle un mensaje a la mujer, quería una respuesta de inmediato.

—No contesta —aseguró Camila.

—Esperemos entonces que ella se comunique con nosotros. Yo creo que más tarde nos llama y nos cuenta qué es lo que está pasando. ¿Y esas uñas? —preguntó Sebastián mirándole las manos a su hija, tratando de cambiar el tema.

A Camila se le llenaron los ojos de lágrimas, pero no dijo nada. Su padre la abrazó y ella se dejó hacer sin importarle que la estaba mojando. En ese momento necesitaba ese abrazo más que su ropa seca e impecable.

—No te preocupes, muñequita. Todo va a estar bien.

Camila trató de tranquilizarse y alistarse para ir de compras con su mejor amiga. Lo más probable era que su madre aclararía toda la situación y volverían a la tranquilidad de su vida privilegiada.

Le escribió a Rosaura para que regresara y le arreglara las uñas que se le dañaron, sin que se le pasara por su cabeza el hecho de que el universo tiene una extraña forma de trabajar, y cuando alguien dice que todo va a estar bien, todo conspira para que nada, absolutamente nada, lo esté. 

Camila estaba por descubrir que el color rosa de una vida perfecta puede tornarse rápidamente marrón oscuro.

Camila estaba por descubrir que el color rosa de una vida perfecta puede tornarse rápidamente marrón oscuro

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El infierno tiene un solo baño - ONCWhere stories live. Discover now