Deidara es un chico que dejó la universidad por su pareja a un investigador abusivo , un día se entera de un proyecto que lo llevara a lo mas profundo del mar .
El día más feliz de su vida justo cuando llego al fondo vio algo que no tenia que haber...
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El silencio puede ser lo más preocupante a la vez que lo más tranquilizador era algo que Kisame sabía algo que lo involucraba a el como el responsable de ese silencio ya habían pasado días desde aquel incidente odiaba la rapidez con la que el tiempo transcurría a diferencia de la superficie.
Su pareja estaba en el peor lugar un centro de sanación en el centro de la cuidad recibiendo la mejor atención, aunque eso no cambiaría los diagnósticos que los sanadores le habían dado los cuales eran : heridas superficiales y internas, algunas hemorragias internas y 2 costillas fracturadas además de eso le habían comentado que existía la posibilidad de que su amante no pudiera ver jamás.
Quería verlo quería ver a la primera persona que amo, estaba desesperado preguntándose si los sanadores lo culparían o por lo menos me darían una sanción por violencia, era obvio que no ya que el era el gobernarte el podía hacer lo que quisiera cuando quisiera si importarle los demás.
— Mi señor el sanador encargado de su amante lo llama por favor sígame — Habló una mujer que cubría su cuerpo con un traje blanco y solo le dejaba ver los ojos.
Kisame entró a la habitación donde se encontraba Itachi su amor, el estaba durmiendo con los ojos vendados y algunos parches en sus heridas algunas de ellas estaban a simple vista ya que solo eran raspones.
— Mi señor, su amante ya se encuentra estable se cree que despertará en algunas horas — El sanador suspiró pesadamente y se arrepintió por lo que iba a decirle a la máxima autoridad ─ Mi señor solo le pediré una cosa como sanador... deje de violentar al jóven
El gobernante se quedó mudo como si no supera que decir, simplemente asintió con la cabeza algo apenado por la situación, no era la primera vez que asistía al hospital con Itachi ya que algunas veces se había sobrepasando con los castigos que le deba y terminaron aquí.
Los sanadores se fueron rápidamente evitando el contacto directo, se quedó solo con su amante y se sentó a su lado mientras volvía a contemplar el daño que le había causado, se arrepentía desde lo más profundo de su ser.
— Hola mi amor, tranquilo ya estoy aquí lamento no haber estado aquí acompañándote desde el principio, los jodidos sanadores no me permitieron verte hasta después de tu curaciones, son unos idiotas, puedes creerlo ellos sostuvieron que en el tiempo que estuvieras cociente era necesario monitorearte — Le contó el mayor esperado a que milagrosamente el Uchiha se levantará y lo perdonara por tantos años de maltrato y violencia, no era la primera vez que pedía disculpas ni tampoco sería la última.
El Uchiha se removió en la cama donde yacía acostado respiro como si lo hiciera por primera vez, unas pequeñas burbujas se elevaron inmediatamente después de que sacó el aire, se sentía relajado de seguro era el efecto de la medicina que había tomado, siempre que estaba en el hospital se sentía seguro porque los sanadores lo causarían. Intento abrir los ojos pero no pudo simplemente se quedó quieto y presto atención a todo lo que le rodeaba con los demás sentido ahí fue donde reconoció la respiración de Kisame.
