—¡Eres un pinche Otaku!— Gritó Irina yendo detrás de él, suspiré.

Con los chicos salimos de mi habitación y bajamos hasta el comedor, mis padres ya estaban sentados en sus respectivas sillas esperando la cena, papá reía por algo que le decía mamá y se daban un tierno beso.

Automáticamente mi mente recordó a Poché, no pude evitar imaginar que si tal vez estuviéramos juntas, compartíamos risas, besos tiernos y sonrisas cómplices.

«Mierda, la extraño mucho» Pensé.

— Buenas noches, señores Calle.— Mis mejores amigas interrumpían la charla melosa de mis padres.

— Chicos, que alegría verlos.— Comentó papá con una sonrisa en su rostro.

— Compartimos el mismo sentimiento, Germán.— Respondió Irina, tomando asiento.

Imité la acción de mi mejor amiga, me senté a lado de Dallas quién estaba sentado a lado de Irina, después seguía papá que estaba sentado en la cabecera de la mesa y a lado mamá.

— Muy bien, entonces cenemos porque muero de hambre.— Comentó mamá con tono de voz divertido.

La cena transcurrió tranquila, yo a penas y toqué mi plato, no tenía tanta hambre. Los chicos hablaban muy alegres con mis padres, papá le preguntaba cosas a Dallas, mamá a Irina o viceversa.

Algo que agradecía es que mis padres amaran a mis mejores amigos cómo si fueran de la familia.

— Tengo que decirles algo.— Rompí el silencio sintiendo nervios.— Por eso el motivo de la cena.— Agregué viendo a todos.

— Claro, hija.— Respondió papá con media sonrisa.

—¿Qué pasa?— Inquirió mamá tomando la mano de papá.

— Me voy mañana a Europa.— Solté de golpe.

Toda la mesa quedó en silencio ante mi noticia inesperada, mamá y papá se vieron entre si con el ceño fruncido, Irina y Dallas me observan confundidos y sin entender.

—¿Cuándo decidiste esto?— Cuestionó papá.—¿Por qué te vas?— Añadió con voz tensa.

— Y con quién, hija.— Acotó mi mamá con los labios fruncidos.

— César Bustamante me ofreció ser una deportista en canotaje en Europa.— Expliqué rápidamente.— Acepté su oferta hace unos días.— Añadí con simpleza.

— Pues no vas.— Determinó papá serio.

—¿Disculpa?— Repliqué alzando mis cejas.

— No irás, Daniela.— Cortó tajante.— Menos con Bustamante.— Apreté mi mandíbula sintiendo molestia.

—¿Perdona? ¿Y no eras tú el que lo sentó en está mesa?— Hablé con ironía, papá negó con su cabeza.

— Eso no tiene nada que ver con esto.— Puntualizó con voz severa.— No irás y se acaba la discusión.— Finalizó tomando de su copa de vino.

— Papá, no puedes prohibirme la oportunidad de irme.— Mencioné con voz obvia.

—¡Puedo porque soy tu padre!— Gritó dando un golpe a la mesa.

—¡¿Y por qué ahora te opones?!— Repliqué poniéndome de pie.—¡Querías que dejara mi vida de mujeriega pues eso hago!— Agregué poniendo mis brazos en jarras.

— Hija, puedes buscar otros métodos.— Mamá hablaba con serenidad.— Empezar aquí y luego en unos años irte a Europa.— Sugirió con tranquilidad, negué con mi cabeza.

La lista || TerminadaWhere stories live. Discover now