Capitulo 30

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Narrador omnisciente

Luego de varios meses el ejército estadounidense regreso a casa y fueron recibidos con gran celebración por la victoria contra la amenaza alemana. Sin embargo los jóvenes soldados regresaban de la guerra con expresiones complicadas. Algunos se veían felices por al fin estar en casa, otros enfermos, aterrados o lesionados por los achaques de la guerra y sobre todo tristes por las familias de aquellos compañeros que no pudieron volver.

Entre la gran multitud que esperaba a que salieran los jovenes. Había una mujer embarazada con un vestido amarillo floreado que sostenía en su mano derecha un pequeño niño bastante alto para su edad que tenía el cabello oscuro, ojos azules y una cara curiosa por la multitud. Junto a ella estaban dos ancianos bastantes fuertes para su edad, más no lo suficiente para ocultar la dureza de los años con ello.

Todos estaban reunidos para recibir a una persona. Tenían bastante tiempo de pie viendo a la gente cruzar y salir. Luego de un tiempo salió un alto hombre con una cara con características parecidas al niño, solo que sus manos estaban vendadas en un grueso vendaje. Ese hombre era Román, quien al ver a su familia un brillo imperceptible surco sus ojos, mas no su sonrisa, acelero ligeramente sus pasos hasta llegar a aquellas personas que lo esperaban con los brazos abiertos. Formando una feliz escena de reencuentro. Ignoro de su mano estaba lesionada y levanto a su hijo en sus brazos para abrazarlo con afecto.

Paralelo a ellos, una mujer triste por el duelo de perder a su esposo recientemente, esperaba con ojos ansiosos el regreso de su amado aunque rebelde hijo. Veía a todos pasarbuscando, sin embargo no vio a su hijo, más no perdía la esperanza, no era la primera vez que su hijo volvía de la guerra. Espero y espero hasta que se acercaron unos jovenes que le entregaron un paquete de cartas. La mujer asombrada pregunto:

-¿Qué es esto?

El uniformado le contesto

-Señora esas son cartas encontradas en el equipaje de su hijo, junto a la carta de baja del ejército.

Ella ya sabía lo que presagiaba más no quiso preguntar, no estaba dispuesta a aceptar que su único hijo, su amado hijo no volvería. Eso significaba que su familia moriría cuando ella también lo hiciese. Su hijo era terco y nunca consiguió esposa, en verdad eso nunca le importa, pero al pensar en lo inevitable esta idea surco su mente. Con desesperación y luego de tomar las cartas, alzó su cabeza para seguir buscando a su hijo. Luego de que los uniformados se fueron se acercaron tres personas más que decían ser compañeros de su hijo y volvió a preguntar:

-¿Y John? ¿Han visto a mi Johnny? De nuevo lo retuvieron por ser imprudente verdad o está herido.

Los tres jóvenes la miraron en silencio y luego sacaron un paquete y al fin uno hablo:

-Hola señora soy Marcus, como le dije fui compañero de su hijo, en este paquete que le entrego esta lo único que pudimos encontrar de su hijo. -pone el paquete en sus manos- las cosas se pusieron difíciles y él se sacrificó por el equipo. Sé que no debería ser yo quien lo entregue, pero sentí que era mi deber hacerlo.

La mujer abrió el paquete, vio un anillo de plata con la imagen de un león y dos espadas grabadas, junto a la camiseta de un uniforme rasgado que decía Johnny C.K. la mujer conocía este uniforme, lo había tocado miles de veces, era de su hijo. De golpe y entre la mujer se echó al suelo a llorar y exclamas con profundo dolor y tristeza.

-No esto no puede ser cierto... Mi Johnny, no puede ser. - siguió gimiendo de dolor- Mi hijo no puede estar muerto mi hijo...que le he hecho al cielo, que me quita a mi esposo y arranca de mis brazos a mi único hijo... John Johnny... mi bebe.

No a lo lejos la mujer embarazada antes mencionada, Grecia escucho los gritos de la mujer no muy lejos y pregunto de manera inconsciente.

-John está muerto- decía mientras sutilmente tomaba la parte baja de su estómago.

El hombre frente a ella no noto su acción mas respondió.

-Eso asumimos luego de encontrar su uniforme cerca de la fortaleza.

La cara de Grecia no mostro nada, más en su interior su corazón se estaba quebrando, quería llorar, mas no quería demostrar su debilidad en este momento. No quería.

Esa noche mientras estaba en la bañera Grecia lloro de dolor, dolor de saber que el único hombre al que amo ahora se encontraba muerto. Y mañana tendría que ir a la ceremonia por los caídos mas no se permitiría llorar en público, no porque no quisiera sino porque sabía que no evitaría caer de rodillas frente al mausoleo.

Al día siguiente la actividad marcho como estuvo pautado, se llamó a las familias de los caídos y se les entregaba una medalla de logro en nombre de su familiar caído. Luego mientras sonaba la música fúnebre, los féretros eran transportados a sus fosas. Uno a uno sus compañeros y presentes con un ramo de rosas fueron dejando una encima de las tumbas, y dando sus condolencias a las familias.

Román como capitán de brigada fue el último, uno por uno les fue diciendo sus respetos en su interior. "Gracias por tu valor" "Espero que encuentres la paz" " De no ser por ti estaría en tu lugar" al mismo tiempo que ofrecía a las familias sus respetos

Nadie lo noto pero en su corazón el hombre sentía una inmensa tristeza, de su grupo de graduación como militar solo quedaban tres personas y a una la está enterrando en estos momentos. Dio sus más sentidos respetos a la mujer que aun lloraba frente a la tumba, pobre señora que como muchos hoy vio morir a su hijo antes que ella.

Se paró frente a la tumba que decía John Steve Collins Kenet, y pensó.

"Hasta nunca viejo enemigo, si no fueses tan impertinente quizás aun seriamos amigos. Aunque pensé que me alegraría por tu muerte, ya que no le molestaría ni a él ni a su familia. En este momento, me siento extraño de enterrar un viejo uniforme y no al excéntrico hombre de ojos verdes. Espero que si en otra vida nos encontramos espero que sea como amigo y no como rivales."

Luego la mujer a su lado lanzo una rosa y también dijo en su corazón.

"John mi amado John, espero que estés bien donde sea que estés y que nuestros caminos se puedan juntar nuevamente. Sabes tenías razón, él bebe en mi vientre es tu hijo y lo atesorare como el fruto de nuestro amor. Gracias por todo, lo feliz que me hiciste."

Luego ambos siguieron con su recorrido ambos con pensamiento distintos de la misma persona, que de una forma u otra marco sus vidas.

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¨Insert promesas vacías¨

1939Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ