Capítulo 9

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Michelle se dio cuenta que realmente no le molestaba la escena familiar. Casi habría jurado que Peter era de esos niños ricos por su ropa y el auto (que era de su mejor amiga por cierto, ya que era el mismo auto en que la había llevado a su casa la última vez). Pero se retractaba de todo al verlo moverse en la cocina preparando la merienda de los niños.

Michelle estaba asombrada de la facilidad de Peter para tratar con ellos, lo obedecían sin chistar, inclusive cuando los había mandado a la cama, fueron y se asearon, se lavaron los dientes y se pusieron su pijama antes de regresar a la sala.

Peter comenzó a hacer un fuerte con sábanas y muebles y luces, era tan tierno que Michelle terminó ayudándoles. 

—Eres un buen hermano mayor —le admitió Michelle.
—La quiero demasiado, jamás dejaría que le pasara nada —dijo Peter mirando el fuerte en el que ya estaban dormidos los niños.
—¿Puedo contarte algo Peter?
—Claro que sí —dijo él con voz dulce, voz que Michelle sintió como un abrazo.
—Mis recuerdo de Queens no son totalmente agradables, odiaba la idea de venir siquiera.
—¿Por qué no me lo dijiste? Em, mi intención no era obligarte a nada... —comenzó a disculparse Peter pero Michelle lo calló.
—Peter... no te lo dije porque quería probarme a mi misma que podía volver. 

—¿Por eso estabas rara en el auto? —preguntó suave Peter, Michelle quería abrazarlo.
—O soy muy obvia o tu muy observador —respondió ella, cosa que lo hizo sonrojar, Michelle celebró internamente eso.
—Supongo que soy muy observador —dijo el chico y Michelle sonrió ante su inocente confesión—. ¿Cuál fue tu conclusión Em?
—Que puedo volver, aunque aún se siente extraño.

 ¿Cuál fue tu conclusión Em?—Que puedo volver, aunque aún se siente extraño

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Habían pasado todo el día en la feria. Michelle evitando subirse a los juegos por su pánico a las alturas, algo debió dejar ver porque Peter había convencido a los niños de subirse a la rueda de la fortuna.

Michelle entró en pánico desde la fila, las manos le habían comenzado a sudar y su ansiedad había sido monumental, estaba segura que podía ahorcar a Peter Parker en cualquier momento, más aún cuando fue su turno de subir a la cabina. Morgan y Nathan habían corrido emocionados, ella se había quedado paralizada. Al menos hasta que sintió una mano en la suya.

—Vamos, prometo que no te suelto —dijo Peter casi en un susurro.
—No puedo.
—Claro que puedes, solo tienes que enfrentar tu miedo, y puedes sujetarme hasta que estés lista —dijo Peter mientras le daba un suave apretón y tiraba suavemente de ella, ella se dejó hacer y lo siguió con los ojos cerrados—. Hay un escalón.

Ella siguió la voz de Peter, concentrándose exclusivamente en el sonido. Supo que ya estaba en la cabina por el movimiento. Se sentía ridícula con ese miedo a las alturas tan infantil.

—¿Por qué ella no abre los ojos? —preguntó Nathan.
—¿Por qué no te gusta ir al área de reptiles? —preguntó Peter.
—Okey... bueno, eres valiente Em —dijo el pequeño—. Yo aún no puedo ir al área de reptiles en el zoo, ni siquiera si Kate y Yel me llevan de la mano.

Spiderman: Returning HomeWhere stories live. Discover now