Capitulo 3: Fantasía.

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Ignorando que encontró su ventana abierta la otra noche. Había pasado casi una semana desde que llegó al campamento, las cosas fueron relativamente normales, pasando de un lado a otro reparando aparatos que los niños mimados averiavan y mirando sus películas de terror.

Salía a pasear de día o de noche. En el día solo exploraba y saltaba de piedra en piedra, buscaba buenos lugares para ir en la noche y ver sus películas. Tres días después de que pasó su primera noche comiendo golosinas en el pequeño lago, encontró un poco más arriba una casa en el árbol.

Se emocionó bastante por ello, la madera era firme pero estaba vieja y sucia, el piso con algunos agujeros pequeños y al techo le faltaba un pedazo, pero había una esquina al frente de una ventana sin vidrio que era perfecto. No había escaleras para subir, pero el mismo árbol tenía ramas que funcionaban como una.

Estaba bastante en lo alto y también estaba oculta por el follaje verde, la casa estaba llena de moho por fuera, le hacía camuflarse perfectamente. Solo alguien con buen ojo observador la podría identificar. Llevó cosas a la pequeña casa en el árbol, mantas y demás, miraba sus películas allí en solitario, escuchaba el río y los grillos alrededor. 

También se la pasaba leyendo en su habitación cuando no quería salir, iba a la cocina por algo de comer y a menos de que no fuera necesitado o visto, podía regresar sin problemas a su pequeño santuario. Sin embargo, había algo que lo tenía un poco intrigado.

De alguna manera se sentía observado, cosas en su habitación desaparecían, por ejemplo, cosas de su basura y una ropa interior, Izuku podría habaer jurado por su vida que dejó sus bragas de All Might en una cesta de ropa sucia para lavarlas después y cuando fue hacerlo no las encontró.

Era una de sus favoritas, le apretaban lo suficiente como para no ser incómodos, y eran suavecitas con su piel, ¿En donde estaban?, No lo sabía y por más que las buscó no las encontró. Pero aún así, Izuku decidió no darle muchas vueltas al asunto, pues seguramente alguien se había tomado la molestía de darse cuenta de su existencia y le estaba jugando una broma.

No podía esperar más, lo que le daba lastima era que tendría que gastar su dinero por más ropa interior cuando volviera a casa, nunca encontraría otras bragas iguales.

La tarde del sábado de esa primera semana allí en la mansión, el cielo estaba claro por el sol, aunque era más de medio día y hacía calor. Izuku tenía su mochila en el suelo y revisaba el refrigerador buscando botanas para la noche, estaba tranquilo, hasta que escuchó a un grupo de omegas hablar.

—¡Hoy vamos a lucir los mejores trajes de baño! Vamos a ver quién hace babear más alfas —Izuku rodó los ojos, a veces sentía que era el único Omega con cerebro en ese sitio— Dabi no podrá resistirse a mi ésta noche.

—¡Veremos! ¡Dabi no te va durar mucho conmigo como obstáculo, Toga! —otra voz chilló e Izuku no pudo evitar burlarse para sus adentros, se agachó para buscar algunas papas fritas en los cajones de abajo, había visto algunas allí escondidas—, pero bueno, ¿Alguien a visto al ratito de pelo verde? Mi celular necesita una actualización.

—¿Deku? No lo he visto, seguramente estará leyendo un libro en algún rincón como siempre lo hace, el pobre parece que no tiene una vida propia, nunca hace nada más que estar de cabeza en una computadora o un cuaderno —Izuku pudo reconocer la voz venenosa de Toga, por un momento, el pecoso dejó lo que estaba haciendo para prestar más atención a las omegas.

—¿Has mirado lo que siempre lleva puesto? Te puedo asegurar que lleva ropa holgada para ocultar sus rollos de grasa, lo único que tiene bonito son sus ojos, su rostro está lleno de pecas horribles —las omegas se rieron e Izuku se llevó una mano a sus mejillas, a él le gustaban sus pecas, la familia por parte de su padre siempre las han tenido.

Del bosque. (Katsudeku./Omegaverse.)Where stories live. Discover now