Casi cinco años después

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Ahora, casi cinco años después, sentada en la playa, con lo que se suponía fuera su vestido de bodas sucio y cubierto de arena, con su largo cabello rojizo despeinado y alborotado por la brisa marina, y el rostro surcado de lágrimas ya secas, se preguntaba si aquello dejaría de doler algún día. Claro que sabía que todo había sido un error, «un error muy hermoso», pero no podía arrepentirse, «¿cómo arrepentirse de algo que en su momento le había causado tanto placer?», ella nunca había sido tan feliz como en el tiempo que pasara al lado de Hidan, y cada dia a su lado, cada minuto, mes y año que estuvieron juntos, valía la pena, valia el sufrimiento que estaba sintiendo en aquél momento.

Levantó su vista hacia el horizonte descubriendo el atardecer, soltó un largo y profundo suspiro, había sido un largo día, tal vez el más largo de toda su vida, desde su despertar, ella había presentido que algo no iría bien, y para su pesar, resultó no estar equivocada. 


«Hidan no asistió a su boda».

Cerró los ojos y dejo que los últimos rayos de sol bañaran su rostro, tratando así de absorber toda la energía que pudieran brindarle. No podía culpar a Hidan, ella siempre supo que su unión nunca funcionaría, y había sido egoísta de su parte hablarle de matrimonió, y él, como el caballero que era, se lo había propuesto, estuvo presente en todos y cada uno de los preparativos de boda, fue un novio dedicado y meticuloso, pero en el gran día, había cometido su único error.

«Ellos de verdad habían tratado», pero, ¿como puedes esperar que alguien llegue a amarte solo por un buen sexo?, él había aprendido a quererla, estaba segura de eso, cinco años al lado de una persona no pasan en vano, pero aún en las noches, cuando compartían la cama, cuando era su piel la que acariciaba y su vientre el que penetraba, sabía que no era en ella en quien pensaba, sabía que no era su nombre el que deseaba gritar cuando llegaba al éxtasis. 


«Él aún soñaba con aquélla mujer», y la sombra de Sally los había perseguido todo el tiempo.

«Ahora, solo rezaba a los Dioses, Estrella, que los recuerdos le fueran suficientes para vivir toda una vida».

Dejó que sus memorias la embriagaran, desde su primera noche juntos, hasta su primer "Te quiero", ambos habían tratado, ella abandonó su ofició de forma inmediata, y casi de la misma manera iniciaron su vida juntos. Tomó una carrera técnica, quería conseguír un empleo decente, y Hidan había sido muy comprensibo con respecto a su turbio pasado, así como ella lo era con su exceso de trabajo y horarios inflexibles. Ellos se presentaron amistades, salieron a pasear, a cenar, al cine, hicieron todo lo que las parejas normales hacen, y sobre todo, pasaron mucho tiempo en la cama, tratando, de forma inconsciente, de llenar el vacío que existía entre ellos, eran dos desconocidos, dos almas distintas e incompatibles, pero con un corazón igual de solitario. Ellos trataron, se enfrentaron a todo pronóstico, lucharon contra aquéllos que les decían que se separarían, pero tal y como estaba predicho, ambos fallaron, nunca pudieron amarse, «o al menos, Hidan no pudo».

Porque ahora lo sabía, mientras caminaba hacía el altar vacío lo había sabido, «le amaba», no sabía cuando comenzó a hacerlo, pero estaba segura que era verdad, y eso dolía, hacía mas difíciles las cosas, «el tragarse las lagrimas», pero se paro al frente de todos los invitados, dio las gracias por su presencia, y se disculpó con todos, «esa tarde no habría boda».

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