Apagón súbitamente mortal

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Esa noche entró en coma la chica
que todos creían conocer, aquella
que irradia confianza en sí misma
y que, a pesar de todo, siempre se
las arreglaba para estar positiva.

Cerró los párpados y se dejó
envolver por la oscuridad de la
habitación que la protegía, rodeada
por las sábanas que intentaban
calentar el frío y triste ambiente,
dejando que la alegría se tomara
unas vacaciones, para en su lugar la
melancólica lejanía ser su nueva
compañía.

Esa noche, esa solitaria para sus
pálpitos, lluviosa para sus ojos y
significativa noche para su mente,
se encontraba desmintiendo ella
misma las acciones y palabras
vacías de alguien que creía conocer.
Releyendo conversaciones que al
parecer, sólo le importaban a ella.

—Ojos que no ven, corazón que
no siente. —Se repitió en su interior,
constantemente, sin saber por qué.

La noche fue pasando,
cuando ya su vista comenzó a
desenfocarse y su respiración a
ralentizarse, entendió el verdadero
y profundo significado del dicho
que todos oían, pero que pocos
escuchaban, incluyéndola a ella,
hasta esa noche.

Ahí, hay un engaño.

Ella no vio venir las mentiras,
pero su corazón sí sintió las
consecuencias de vivirlas.


Áfono, la intensidad del silencioWhere stories live. Discover now