IV

3.6K 358 237
                                    

-|Capítulo 4|-
°·_Noche normal_·°

—¡Pon fuerza en tu agar-!

—¡Ya sé!

Senjuro se encontraba blandiendo su espada con toda la fuerza que podía mientras el demonio caminaba de un lado a otro revisando que lo esté haciendo bien, era el primer día de entrenamiento y no esperaría un cambió brutal, pero a veces le desesperaba saber que no había logrado nada en las horas que habían pasado. Pensaba pedirle ayuda a Kokushibo con eso pero no quería fastidiarlo, y además, Senjuro tenía que aparecer ante ellos ya cómo un demonio fuerte, si no se lo comerian en una, especialmente Douma, y eso no era nada favorable.

«¿Entonces que hago?, yo no sé nada de posturas o respiraciones y éste niño no me ayuda en nada. Creo que Kyojuro debería ayudarme...»

—Oye.

—¿Q-qué? — «¿Es qué acaso puede leer lo que pienso?«

—¡Tengo hambre!

—¡Ay ya por favor!

—Soy un niño en crecimiento, por si no lo sabes si no cómo adecuadamente perderé fuerzas y moriré. —Le responde frunciendo el ceño y Akaza rueda los ojos.

«Humano tenía que ser»

En serio demonio de rayas, debemos alimentarnos muy bien cuándo somos niños.

—Tú eres diferente a nosotros, debes comprendernos.

Frases cortas vienen a su mente y algo nostálgico decide darse por vencido.

—Voy a ver que encuentro, espera aquí. —Dice molesto y se dirige a la puerta dispuesto a abrirla y salir de una maldita vez pero antes de eso se da cuenta que está desprotegido. Senjuro ríe ante ello, un poco más y caía en su trampa. Akaza regresa a la habitación mirándolo con mala gana y cubre su cuerpo con una manta grande para posteriormente tomar un suspiro y salir.

Senjuro le sonríe —¡Vuelve pronto!

«Definitivamente ese niño da miedo» Piensa viendolo con algo de incredulidad y sale sin decir nada más. Aún no entendía cómo es que podía portarse así estando con un demonio, pero suponía que ya no le temía a la muerte después de todo lo que sufrió. La ciudad estaba muy lejos de ahí así que se apresuró, y con su rapidez llegó en menos de 20 minutos. Más cuándo lo hizo se preguntó «¿Qué es lo que come un humano?»

Akaza planeaba llevarle un brazo o una pierna de alguien, pero pensándolo bien...

Ahora no sabía que hacer.

Tal vez si conocía que comía una persona, pero un niño no. Después de todo estuvo con alguien que le enseñó muchas cosas.

—¡Hasta que al fin te dignas a llegar! Un poco más y me encontrabas muerto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¡Hasta que al fin te dignas a llegar! Un poco más y me encontrabas muerto. —Reclamaba el menor cruzado de brazos mientras lo veía entrar. —¿Y eso? —Preguntó abriendo los ojos sorprendido al ver que Akaza llevaba consigo varias bolsas.

Sentimientos Indeseados [ AkaSen ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora