El cielo estaba nublado y el sol bajaba para pronto salir la luna, caminaba encorvado para no ser notado por las personas, pero algo logro llamar mi atención o mejor dicho alguien.
Un pequeño niño que se encontraba en el suelo llorando, no quise tom...
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-Tenko-chan? -murmuró Izuku mientras se despertaba al percatarse del olor de su novio-
-Puedo entrar -pregunto, refiriéndose a el nido del pecoso, no podía entrar sin permiso de este-
-Mhm -asintió el pecoso mientras estiraba los brazos para recibir al mayor-
Tenko solo se lanzó hacía su novio, formando un calido abrazo que no fue disuelto en ningún momento. Los dos se encontraban acurrucados en aquel pequeño pero calido nido y el mas pequeño ronroneaba mientras olia al mayor.
-Perdon -pronuncio en un susurro poco audible-
-Porque pides disculpas Izu? Si es por agarrar mis cosas, ahora son tuyas asi que no te preocupes -acaricio el cabello verde del menor y deposito un beso en su frente, pero el pecoso rápidamente movió la cabeza en forma de negación-
-Tenko-chan sufrió mucho -empezó a emanar pequeñas lágrimas de sus ojos- yo queria ayudarte y llenarte de amor, pero no pude -sollozo mas fuerte- Tenko-chan me necesitaba y yo no pude estar con el.
-Izu... -rápidamente abrazo mas fuerte al pecoso para consolarlo y empezó a soltar sus feromonas para calmarlo- no te preocupes por eso Izu, ya estoy bien.
Eso fue lo que dijo el azabache pero la verdad era otra, su mente estaba muy confundida, no queria preguntarle nada al pecoso, pue no queria que este se llegara a alterar o a confundir, pero en su mente no entraba todo lo que su pequeño había dicho anteriormente.
Se supone que Izuku no sabía nada de eso y el tampoco le dijo ni una palabra de su Rut, era sierto que sufrió micho estos dias, pero no avía manera de que el pecoso lo supiera y lo que mas lo alteraba es que el pecoso quisiera estar con el en ese momento.
Y así pasaron las horas, los dos acurrucados en aquel nido, el mayor espero que el pecoso estuviera totalmente dormido para poder salir, el tenia que hablar urgentemente con la madre del pequeño peliverde.
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Deje el nido con cuidado de no despertar a Izuku y sali de la habitación, tenía planeado bajar por unos bocadillos y de paso hablar con la tia Inko. Baje las escaleras y me dirigí hacia mi próximo destino, la cocina, despues de unos cuantos pasos llegué, ahi se encontraba la peliverde haciendo la cena.
-Tia Inko... Tenemos que hablar -dije serio-
-Hha -suspiro- supongo que ya te diste cuenta -se alejo de la estufa y se sentó en una de las sillas de comedor- siéntate -obedeci-
