— Si, me encanta.— Contesté sin poder dejar de gemir, mientras Calle seguía estimulando mi clítoris.

Ella paró sus movimientos unos momentos, mi ropa interior fue sacada, mi piel se erizó al sentir su tacto. Alcé un poco la cabeza viendo hacia abajo, puse los ojos en blanco apretando la mesa de billar con fuerza, Daniela se había rodillado para lamer toda la entrada de mi vagina mojada, con sus dedos estimulando mi clítoris.

—¡Ah... Joder!— Cerré con fuerza mis ojos sintiendo un cosquilleo en mi vientre que recorría mi vagina.

El sudor bajaba por mi cuello, mis dedos apretaban aquella mesa de billar con fuerza, sin dejar de gemir contra los dedos de Calle. Me moví deseosa contra sus dedos, ella aún seguía de rodillas lamiendo mi vagina.

—¡Dios santo!— Exclamé al sentir su mano impactar en mi culo más un apretón que me dejó con ganas de más.

Gemí sin vergüenza alguna, sintiendo cómo estaba a punto de caer al abismo de mi primer orgasmo, cerré mis ojos fuertemente y solté un fuerte gemido ronco dejándome con la respiración errática. Mi corazón latiendo a mil por hora y pequeñas gotas de sudor bajando por mi cuello.

Había tenido mi primer orgasmo y había sido muy intenso.

Sentí el cuerpo de Calle detrás de mi, tomó mi cabello en una coleta y me pegó a su cuerpo bruscamente haciéndome jadear, su aliento chocó contra mi cuello y comenzó a besarlo con fuerza.

— Que maravilloso fue ver cómo te corrías en mi boca.— Suspiré al sentir sus manos recorrer mis pechos.

— Dios santo...— Murmuré aún sintiendo mi clítoris sensible.

— Pero ahora quiero ver tu cuerpo bajo el mío y tus jugos mezclándose con los míos.— Esas palabras me hicieron suspirar.

Un “plop” en mi cuello me hizo gemir sin poder detenerlo, Calle me daba la vuelta para quedar frente a frente, me subió a la mesa de billar y quitó su ropa a la velocidad de la luz, subió a la mesa abriendo mis piernas para colarse en medio de ellas.

Un gruñido salió de sus labios al sentir el roce de su vagina húmeda contra la mía, gemí en respuesta sintiendo sus pechos desnudos contra los míos, su boca tomó la mía devorando mis labios, mordiendo y succionando cada rincón de ella.

— Uhmm... Calle...— Gemí mordiendo su labio inferior, mientras sus caderas arremetían contra las mías, causando un rico roce entre mi vagina y la suya.

— Poché...— Gruñó Daniela pegando su frente a la mía.

Ambas empezamos a gemir sin control, Calle movía sus caderas con movimientos certeros y placenteros.

Su boca bajó hasta mis pechos en dónde chupó y mordisqueó mis pezones, me aferré a su espalda clavando mis uñas en el camino, mis manos tomaron sus nalgas y clavé mis dedos en ella gimiendo contra su oído.

Daniela clavó mi pierna en su cintura moviendo sus caderas tan putamente rico. Chupé su cuello moviendo mis caderas contra las suyas, sintiendo esa sensación crecer en mi vientre.

—¡Oh Dios sí!— Entonces estallé en mi segundo orgasmo clavando mis uñas en la espalda de Calle.

— Joder, joder, joder... ¡Aaah!— Ella soltó un fuerte gemido y cayó sobre mi con la respiración agitada.

Me quedé quieta recuperando el aire, sintiendo el cuerpo de Calle sudado aún entre mis piernas. ¿Qué se hacía después de coger? Si fuéramos una pareja normal, tal vez vendrían los mimos y esas cosas, pero Calle y yo no lo éramos.

La lista || TerminadaWhere stories live. Discover now