❣️07❣️

80 16 8
                                    

A pasitos torpes me acerco a Christopher que se puso en pie nada más verme. Sus ojos no me pierden de vista ni un instante.

—No sabía que estabas aquí —comienzo—. No me dijiste que venías...

Mis palabras se pierden en mi boca cuando baja los dos escalones a toda prisa y sus brazos me rodean apretandome contra su pecho.

—Estaba muy preocupado Peach —dice contra mi oído.

Me separa de su cuerpo y el mío aun sigue pasmado y en shock y automáticamente me pongo más roja que un tomate cuando me rodea la cara con las manos.

—Dejaste en leído mi último mensaje y no contestabas, tú siempre contestas —señaló sin dejar de revisar mi rostro como si buscara algo—. Me preocupé mucho.

Abrí la boca pero no salieron sonidos aún estaba sorprendida por su presencia aquí, porque me abraza de repente y sus cálidas y suaves manos en mi cara me dejan sin habla y con el corazón latiendo desenfrenado porque haya venido hasta mi casa porque estaba preocupado por mí.

Nadie que no sea mi padre se preocupa tanto por mí.

—Yo...mi...mi móvil se...se calló en una alcantarilla —consigo decir reiniciando mi cerebro que quedó en shock.

—Pensé que te había pasado algo malo —bajó las manos hasta agarrar las mías entre las suyas—. No deberías salir de noche tu sola.

—Todavía es temprano —miré por la calle donde aún hay muchas gente pasando—. Y tenía que pasear a Magdalena.

Los ojos marrones de Christopher bajan hacia la perrita que mueve el rabo acercándose a él gimiendo alegre de verle.

—Podría haber venido a acompañarte, si me lo hubieras pedido —murmura mirando a la perrita.

—Hoy ha venido mi madre —admito en bajando la cabeza evitando sonrojarme.

Christopher vuelve a clavar la mirada en mi al instante.

—¿Y no ha ido bien?

Niego con la cabeza.

Christopher me mira comprensivo y pasa los brazos por mis hombros pegándome a su cuerpo. Su calor me rodea y me reconforta al instante. Paso mis brazos por su cintura y apoyo la mejilla en su pecho.

—¿Estás bien? —pregunta contra mi pelo.

Asiento:—Ahora mejor.

Tras unos minutos que se me hicieron muy cortos nos separamos despacio. Christopher saca el móvil del bolsillo y mira la pantalla haciendo una mueca.

—¿Vendrías conmigo al Red Lights? Entro en veinte minutos y...quiero estar más tiempo contigo.

—Eh...

—Si no quieres está bien.

—No, no...osea si quiero —me apresuro a aclarar al ver la cara triste que pone.

—¿Enserio?

Asiento. Me gusta ese local, es amplio, tranquilo y nunca oí que hubiera ningún problema allí.

—Nunca he pasado la noche sin dormir, menos estudiando, y creo que será divertido.

—Genial —dice con una sonrisa enorme.

—Voy a dejar a Magdalena en casa.

Christopher sube conmigo al piso y se va a sentar al sofá con la perrita en lo que yo voy a mi habitación a elegir que ponerme. Descarto todo el armario y me desespero pensando que tengo que elegir algo rápido para no hacerle esperar.

Red Lightsحيث تعيش القصص. اكتشف الآن