Capítulo 5

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THOMAS CULLEN

Pese a lo que me ocurría con Fleur, decidí aceptar su consejo y le pedí ayuda a Riley. Quizás amaba a Flu, y definitivamente no quería ir sin ella, pero tampoco quería hacer el ridículo frente a todos. Supuse que iba a estar en la biblioteca, pues era época de exámenes, por lo que debía estar estudiando. Acerté, estaba sola, sentada en una mesa estudiando quien sabe que.

--¡Hey! ¡Ri! --grité apenas entré al lugar.

--¡Señor Cullen! ¡Esa no es forma de hablar aquí! --demandó la señora Smith, la bibliotecaria, tan furiosa que parecía estar envuelta en llamas.

--Disculpe... --susurré -- no volverá a pasar, lo prometo. --

--Más le vale que sea así. --bufó con el ceño fruncido.

Cielos, esa señora si que daba miedo, era como una fusión entre Roz de Monsters Inc. y Hulk.

Pude notar como Riley carcajeaba después de lo sucedido. Vaya que se veía hermosa riendo.

-- ¿Qué necesitas, tonto? --inquirió mientras reía.

-- Escucha, el baile es en un mes, y nunca en mi vida he pisado una pista de baile. Me han dicho que eres una excelente bailarina, y al ser mi compañera, quería pedirte ayuda con ello. --

--¡Claro que sí! --elevó la voz pareciendo emocionada.

--¡Señorita Thompson! ¡Última advertencia! --voceó mientras nos señalaba a ambos.

Nos disculpamos con la bibliotecaria y al salir de allí no pudimos evitar deshacernos a carcajadas.

Nos dirigimos al salón del colegio, que estaba libre y podía ser usado para practicar.

--¿Qué canción quieres que usemos? --preguntó amablemente.

--Thinking Out Loud quizás. ¿Te la sabes? --consulté.

--A decir verdad, no. Pero intentaré improvisar un poco. --admitió extendiendo sus manos para tomar las mías.

Comenzamos a bailar, con dicha canción de fondo. A pesar de que eran una canción y un baile bastante complejos, no estuve nada mal.

Sus ojos se centraban en los míos, y los míos en los suyos. Se adaptó perfectamente a la canción, o quizás la canción se adaptó a ella.

Disfruté mucho eso, nunca pensé que llegaría a gustarme tanto. Por supuesto hablo solo del baile, ¿no es cierto?


[...]

FLEUR DUBOIS

Si bien no tenía planeado ir al baile, decidí ir al lugar que sería utilizado para dicho evento. Abrí las puertas de una forma silenciosa, ya que sabía que el salón podía estar siendo usado. Ingresé al salón y me llevé una gran sorpresa. Eran Tom y Riley, bailando juntos. Tom me gustaba, pero realmente se veían lindos juntos.

Quedé impresionada ante lo bien que lo hacían. Aunque Tom había dicho que no sabía hacerlo, realmente parecía cómo si hubiese bailado toda su vida. Nunca imaginé que ver a Tom bailando con otra chica me entristecería tanto.

Puede sonar algo infantil o inmaduro, pero nunca estuve tan arrepentida de haber hecho algo. Deseé una y mil veces haber aceptado su propuesta. Deseé una y mil veces ser Riley. Pensé y reflexioné sobre ello como si no hubiese un mañana, sola, sentada en una banca situada en el patio de la escuela.

Pero fue ahí, cuando puedo decir que las cosas mejoraron. Llegó Fred, preocupado por mi estado, intentando ayudar en lo que pudiera. Tomó asiento junto a mí y aún sin saber qué ocurría, me abrazó y comenzó a acariciar mi cabello.

Él se ocupó de decirme que sin importar lo que estuviese pasando, ya todo iba a mejorar. Me consoló, secó mis lágrimas e incluso me prestó su abrigo, para evitar que me enfermase en aquella fría tarde otoñal. Quién iba a pensar que él chico que aparentaba ser el típico chico cool, frío y arrogante, tendría un corazón tan puro.

Esos ojos café me reconfortaron como nunca creí que lo harían. Muchos dirán que eran unos ojos normales, unos más entre millones. Sin embargo, pude darme cuenta de que lo que realmente importa, no son los ojos en sí, sino lo que la persona transmite a través de ellos. De nada sirve tener unos ojos eléctricos, si la otra persona no puede sentir los rayos a través de ellos. Recorrimos prácticamente toda la escuela mientras platicábamos acerca del baile.

--Así que, ¿no piensas ir al baile? --consultó Fred.

--No creo ir, no sé bailar. --dije un tanto apenada.

-- ¿Siquiera has intentado hacerlo? --

Denegué con mi cabeza y él extendió su mano para tomar la mía. Comenzó a tararear You and I mientras tomaba mis manos.

No tenía un espejo a mano, pero estoy segura de que me sonrojé. No sabía bailar, pero él sí lo hacía, y de verdad lo hacía bien.

No pude evitar pensar en Tom en aquella fría tarde de otoño. Las hojas caían de los árboles mientras yo sostenía las manos de Fred, deseando que fueran las de Tom.

Entonó la canción completa, y francamente me sorprendió que se la supiera. Terminamos el baile, y él entabló una nueva conversación.

--¿Ves? ¡Lo hiciste muy bien! --felicitó esbozando una gran sonrisa.

Dudo mucho que lo haya hecho correctamente, pero él me alentó de todas formas.

--¿Lo disfrutaste? ¿O te sigue pareciendo algo tonto? --inquirió mientras apoyaba su brazo en mi hombro.

--Si, la verdad que sí... --

--Bueno, ahora que sabes que te gusta, no creo que quieras perderte el baile. --

Supe claramente adónde quería llegar, e incluso antes de que lo propusiera, ya sabía que responder.

--¿Quieres... --

--¡Si! --lo interrumpí sin ni siquiera permitirle terminar la pregunta.

Una gran y brillante sonrisa llenó su rostro, su felicidad fue notoria. No creí que hubiese tenido tantas ganas de ir conmigo.

--¡Wow! Creí que dirías que no. -habló emocionado.

--¿De verdad? ¿Por qué? --

Me dijo que al haberle dicho que no a Tom, mucho menos aceptaría su propuesta.

--Estaba preparado para tu rotundo "No" y para tener que buscar pareja en otro sitio. Aunque, honestamente, solo quería ir contigo. --

Eso sí que me descolocó, en serio no pensaba importarle tanto a alguien que conocía hace escasos días.

Terminó de hablar respondiendo mi pregunta con una frase que me dejó sin palabras.

--Además, recuerda: si esperas decepcionarte, nunca terminas decepcionado. --

UNA HISTORIA DE AMOR POCO COMÚN © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora