"Las montañas estaban partidas, personas entraron, las montañas se cerraron, personas estan adentro"

Antonio envió otras aves para que vayan a ver si era verdad, lamentablemente era asi; incluso los vieron haciendo un campamento.

- ¡Ay no! - se quejo asustado el pequeño quien hundió su rostro en la almohada, no sabía que hacer; podía ir a decirle a la abuela sobre los intrusos pero eso arruinaría la fiesta y el buen ánimo del pueblo, la magia finalmente había vuelto ¡Y no quería que se vaya denuevo! Al menos no por una pelea familiar.

- ¿Que hago? - pregunto mientras seguía su cara hundida en la almohada, algunos monos sintieron pena por el estado de su amigo así que se dieron unas palmaditas de animo.

- ¡Visitas, Visitas! - parloteo un loro, bajo lo mas rápido como pudo y cuando llego a la puerta intentó comportarse lo más tranquilo y relajado como pudiese, ¡Como si no hubiera extraños invadiendo Encanto!

- Antonio ¿Estas bien? - resulta que el visitante era tu hermana, justo la persona que podía oír y saber todo, que mala suerte.

- Sip ¡Estoy bien! - respondio nerviosamente aunque trataba de ocultarlo.

- Entonces...¿Por qué saliste corriendo de la fiesta hacia tu cuarto? He estado escuchando como te quejas ¿Sabes? - Dolores hizo una pose que le hizo acordar mucho a su madre.

- Es que... Me sentía mal - técnicamente no era mentira - Se que me entenderás, ya que... ¡Eres mi hermana mayor favorita - un truco que le enseñó Mirabel es que si eres el menor en una familia una forma de conseguir algo de tus hermanos mayores es decirle que son tus favoritos.

Al parecer Dolores se vio convencida - El solo hecho de que me compares con Camilo ofende - bromeó obviamente.
- Entonces me iré, si necesitas algo me avisas - cuando Dolores se iba a ir, pero Antonio decidio asegurarse de algo.

- ¡Espera! No haz escuchado... ¿Algo raro? - pregunto con inocencia el pequeño.

- Lo único raro que he escuchado es como Camilo logró meter diez arepas en su boca, el año pasado solo pudo con ocho - dijo sonriendo la morena mientras salía de la habitación.

Al final, el pequeño Madrigal se desplomó en el suelo, mucha presión para un niño supongo.

~ Ella no ha escuchado nada, es imposible ~ pensó mientras volvía a su cama, seguía nervioso ya que no sabía que hacer ahora, nadie más que el y sus amigos animales sabían de los intrusos.

Llamó a sus aves y les hizo señas para que le digan que estaban haciendo los forasteros, ellas solo dijieron que acampaban y comían, al parecer no han hecho nada peligroso, por el momento.
Aunque seguían repitiendo que ellos no hacían ruido, sus bocas se abrían pero ningún ruido salía de estas, tal vez por eso su hermana no los pudo escuchar.
Genial ¡Ahora resulta que hay forasteros mágicos!

Lloriqueo un poco en su cama mientras algunos animales lo consolaba, incluso le trajeron algunos regalos como flores o frutas, de cierto modo le reconforto saber que habían alguien a quien le podía contar esto y no se lo diría a nadie.
Pero al final, tenía que tomar una decisión, contarles todo ahorita... O mañana en la mañana con el desayuno.

Pensó en eso por varios minutos, creo que hasta una hora cuando tomo una decisión.
Los forasteros apesar de tener magia, no parecían peligrosos, no hacían nada como talar bosque o matar animalitos, ¡Incluso alimentaron a uno de sus tucanes! Nadie que trate bien a los animales puede ser mala persona....¿Verdad?.

- Mañana lo hago - dijo mientras se arropaba en su cama en medio del árbol, aunque el miedo y la presión de que el Encanto podía peligrar no lo dejaba dormir.

Luz Y Estrellas [Camilo x Tu] Where stories live. Discover now