DRAAKON |JJK| (#1)

Capítulo 14: Un problemático problema.

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Susan despertó, abriendo sus ojos confundida, sintiéndose extraña y diferente. Su cuerpo se sentía caliente y una sensación de felicidad que no era suya la invadía.

Era extraño. Tan confuso.

¿Qué estaba pasando?

A su mente regresaron los recuerdos de hace horas atrás. Todo lo que hizo y sintió, lo mucho que disfruto y esa sensación de dolor acompañado de miedo que sintió cuando Jungkook mordió su cuello.

¿Por qué Jungkook la había mordido?

Susan se sentó en la cama, su cuerpo estaba cansado y dolía como si hubiese corrido una maratón, y hubiese hecho ejercicio. Sin embargo, no se iba a quejar, ella sabía porque se encontraba así. Sus mejillas se pintaron de un bonito color carmín tras el recuerdo.

«Mujer, deja de traer esos recuerdos a tu mente a menos que quieras que regrese para follarte de nuevo», la voz de Jungkook se escuchó en su mente.

Susan parpadeó sorprendida, asustada.

¿Qué estaba pasando? ¿Por qué parecía que Jungkook le hablaba mentalmente? ¿Se estaba volviendo loca?

«No estas locas. Es el vínculo.», respondió el alienígena.

Susan frunció el ceño, ¿Vinculo? ¿Qué clase de mierda extraña era eso?

«Es el vínculo que... Iré ahora. Hay que hablarlo frente a frente.», le dijo Jungkook a través del lazo mental.

La chica apretó los labios, preparándose mentalmente para la explicación que Jungkook le daría.

Escuchó sus pasos apresurados acercarse cada vez más a la habitación. La puerta se abrió de golpe y el kroktal entró rápidamente, encaramándose en la cama y acurrucándose a sus pies. Jungkook entró también.

Susan lo miró, notando que él parecía nervioso, algo extraño considerando que— desde que había llegado — jamás se ponía nervioso hasta ese punto.

— Explícame qué demonios está pasando. — espetó ella, mirándolo ceñuda.

El deseo de Jungkook por ella era fuerte dentro de su cabeza, eso y la ensordecedora lujuria que parecía sentir cada que la miraba, justo como ahora, como si ella fuese la presa más apetitosa del lugar.

Jungkook la miró, sus ojos grises comenzando a adoptar una tonalidad dorada, mismos ojos que parecían arder mientras la observaba, provocando que Susan se sintiese desnuda y vulnerable.

Bueno, ella sí estaba desnuda, sin embargo, el sentirse vulnerable era un sentimiento que no le importaba en lo absoluto. Era un sentimiento que ella odiaba, porque cuando se sentía vulnerable, también sentía que necesitaba que alguien la protegiesen, y el hecho de que alguien la protegiese significaba que dependía de alguien, sobre todo emocionalmente. Y eso era algo que ella no podía permitirse.

Cuando era niña aprendió que depender de alguien más era malo porque al final terminabas lastimada, es por eso mismo que ella aprendió a ser independiente y autosuficiente. Ni siquiera dejaba que su mamá la bañase desde que cumplió los cinco años y prefería — fuera de la comida— hacer sus cosas ella sola.

Susan creció rápido para evitar ser lastimada, porque no quería volver a tener ese sentimiento de abandono en su interior. Ya había sufrido cuando se fue su padre, no volvería a sufrir porque se fue alguien más de su lado.