Eres un fastidió, Sasuke

706 79 13
                                    

—¡Shikadei! —gritó por sexta vez en la mañana el nombre de su hijo mayor.—
Te juro que si vuelvo a subir y no estás despierto te voy a sacar de la cama a jalonazos

Shikamaru tuvo que exhalar un poco de aire intentando guardar la calma, calma que duró muy poco ante el llanto de su bebé de apenas una semana clamando por algo de atención. Caminó con dirección a su dormitorio dónde la cuna de su pequeña Sarada estaba en una esquina próxima al balcón, pues era la mejor opción para que le diera un poco de sol en las mañanas. Con suavidad tomó su pequeño cuerpecito suspirando su aroma a bebé y besando su maraña de cabello ébano, nada parecida al de su hermano que tenía el pelo castaño claro.

—¿Como amaneciste mi dulce princesa? — impartió pequeños mimos bajando con cuidado las escaleras con dirección a la cocina.

Allí dejó a la neonato en su moisés blanco yendo por su biberón para darle su primera toma matutina. Su corazón se sintió acolchadito mientras alimentaba a su bebé quién no dejaba de mirarlo a los ojos, luchando de nueva cuenta con el sueño que la hacía pestañear paulatinamente. Cuando por fin le sacó los gases y su respiración se volvió tenue camino con ella unos minutos en los que terminaba de caer por completa rendida en su pecho, con pequeños ruiditos bajos escapando de su boca entreabierta que le indicaba que dormiría por quizás una o dos horas.

Cómo pudo arrastró el moisés hasta la sala, dejando el pequeño cuerpecito de su bebé con suma delicadeza. Tomó el mosquitero y lo puso por encima cuidando de que ningún bicho lastimara a su niña. Estaba demasiado embobado y solo el olor a quemado proviniente de la cocina lo trajo de vuelta a la realidad.

—Mierda —masculló por lo bajo, observando como el pan tostado sólo era un triste recuerdo carbonizado.

Como pudo improvisó con otras cosas que tenía a la mano, ya no habría pan pero si fruta y unos huevos revueltos.

A la cocina llegó el pequeño Shikadei de ocho años con una expresión asueñada en el rostro, incluso aún dejaba escapar uno que otro bostezo.

Shikamaru colocó el desayuno de su pequeño en la mesa, yendo por un cepillo y unas ligas para peinar el rebelde cabello de su hijo. Shikadei suele ser muy independiente y es quién se encarga de estilizar su cabello todas las mañanas, pero cuando despierta de esa forma hasta masticar se le dificulta y es algo que el castaño ya sabe, es como su sexto sentido activandose.

—Cariño, llegarás tarde a la academia, no quiero presionarte pero sabes que pronto llegará Inojin por ti —Una última cepillada y la típica coleta alta que el suele llevar es la que le hace a su hijo.

Cuándo está a punto de organizar la lonchera del de ojos claros el llanto de la bebé vuelve a resonar por segunda vez y con más potencia. Shikamaru tiene que dejar por completo aquello y correr hasta la recién nacida para socorrerla.

Revisa su pañal y sigue intacto, no hace ni quince minutos había comido así que tampoco era hambre. La arrulla entre su pecho y regresa a la cocina, en dónde todo es un caos y hay trastes sucios por todos lados, todavía el olor a quemado persiste y ni siquiera le ha colocado el almuerzo a Shikadei.

—Mamá, Inojin ya está aquí — vocifera desde el recibidor, a punto de marcharse.

Shikamaru forma una mueca preocupada, no puede dejar que Shikadei se vaya sin algo que pueda merendar más tarde.

—Dei, por favor espera a que organice tú lonchera

Como puede y con una sola mano libre comienza a empacar las cosas del pequeño, pero en un descuido término arrojando el termo del agua al suelo, empapandose en el proceso.

Sarada renueva su llanto debido al estruendo y que ciertamente también a resultado mojada. Shikadei vuelve a gritar desde la puerta diciendo que ya debe marcharse. El ahora Uchiha mira con tristeza la lonchera a medio armar de su pequeño, es la primera vez que Shikadei sale sin su almuerzo.

Un esposo ejemplar |Sasushika|Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz