Capítulo 2

37 6 16
                                    

"La sonrisa más bonita también se apaga"

~16 Skonethebigfish~

TW: TCA.

CAPÍTULO 2

Victoria

Observo el reloj que se encuentra colgado en la pared, hoy tengo que ir a entrenar a Isabella en más o menos media hora. Entro al baño y poso mi mirada en el espejo, debería evitarlo, pero siempre termino mirándome, y lo peor es que yo puedo ver lo que otros no, solo yo puedo ver los días que lloré mientras comía, las ojeras producto de noches que pasaba sin dormir por culpa de las pesadillas, también puedo llegar a ver mi baja autoestima. Puedo ver todo lo malo y nada bueno.

Eres una inútil, siempre lo has sido y siempre lo serás. No sirves para nada, mírate, eres un asco.

Lágrimas ruedan por mis mejillas al recordar esa frase, la luz del sol se cuela por la ventana reflejándose en mis ojos color avellana. Me gustan, me gustan mucho, es de las pocas cosas de mi que no odio o miro con asco, pero mi vista vuelve a otras zonas que detesto, así que prefiero apartar la mirada de mi reflejo. Busco por el suelo la báscula, pero no la encuentro por lo que supongo que Gina la habrá escondido de nuevo para que no me pese, según mi psicóloga debo intentar no obsesionarme con ello. La culpa de querer hacerlo me hace sentirme extremadamente mal.

Respiro hondo ignorando cualquier pensamiento autodestructivo.

Eres capaz, Victoria llevas seis meses en terapia, has avanzado mucho.

Seco mis lágrimas rápidamente mientras inspiro y espiro tal y como lo trabajé en terapia, pienso en que soy perfecta así, con mis fallas y errores, con mis cosas que me gustan más y otras que lo hacen menos, soy perfecta simplemente siendo yo.

Tras un rato en el que conseguí calmarme, me introduzco en la ducha dejando que el agua caliente choque contra mi piel, no tengo mucho tiempo así que solo me lavo el cuerpo y salgo.

Me alisto recogiendo mi cabello en una cola alta, pongo una camiseta debajo de una sudadera y unos leggins negros largos, el frio ya está presente y en Manchester es común que existan temperaturas bajas, que, a veces, vienen acompañadas de lluvias atroces.

Por suerte el gimnasio donde soy entrenadora de algunos jóvenes boxeadores, queda a tan solo dos minutos de casa. Bajo las escaleras a toda velocidad, cruzo la calle y me adentro abriendo la puerta del gimnasio.

—Por fin llegas, pensé que hoy entrabas un poco antes.—suspira— Tengo que irme, Mónica se rompió la muñeca entrenando y está en el hospital, sus padres vinieron a por ella hace diez minutos, pero quiero saber como está mi sobrina.—Dan, mi mejor amigo, me da un beso en la mejilla y se marcha tirándome las llaves del local.

Camino por los pasillos hasta entrar a la habitación donde se encuentra el ring, somos varios entrenadores los que trabajamos aquí, Dan se dedica a trabajar con niños pequeños que tienen desde cinco a once años, yo me dedico a adolescentes y Gina a adultos. Hay veces que sí he tenido el tiempo suficiente como para ser entrenadora de personas adultas, pero prefiero entrenar solo a gente entre doce y diecinueve años por la falta de tiempo.

Oigo una voz atrás y me encuentro con Isabella, es una chica de quince años castaña, su piel es oscura y su mirada es desafiante. Es de las mejores boxeadoras que he entrenado nunca.

—¡Hola!—saluda entusiasmada, aunque parezca una persona ruda y sea buena en este deporte, siempre ha sido una persona muy respetuosa con el resto. La primera vez que ganó les pidió a sus papás ir a comprar gomitas porque quería regalárselas a su "entrenadora favorita" (que en realidad soy yo y que además no tiene otras entrenadoras), pero que le voy a negar yo a una nena de doce años que acababa de ganar su primera competición de boxeo.

Resiliencia [RING #1] Where stories live. Discover now