las sorpresas no son un juego

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Despertar en una habitación extraña era la menor de sus preocupaciones en lo que va de su estadía en esa montaña, lo que realmente le preocupaba es lo calmado que se sentía al despertar en la cama del rey mono junto con un pequeño calor en su pecho. Se sorprendió de despertar de una pieza y no sintiendo nada raro salvo el agradable despertar después de un sueño reparador, fue un terrible golpe de realidad darse cuenta que a pesar del terror y el desagrado que le genera Wukong por su comportamiento tan asqueroso

Necesitaba volver a su cuarto y poner tanta distancia entre el mono que no conoce del espacio persona, tener a sus monitos bebés de escudo le regresaría algo de comodidad

Cuando se acercó al borde de la cama había una bandeja sobre la mesa de piedra esperándole con varias frutas cortadas en cuadros flotando en algo que olía dulce pero picante que le quemo un poco la nariz al olerlo dentro de un tazón y una taza de té aun humeante, salió de la cama cubriéndose, estaba comenzando a cansarse de esta dieta vegetariana, quería algo un poco más sustanciar y grasoso pero no se arriesgaría a pedir carne si no quería terminar comiendo carne humana, no había escuchado gritos de gente suplicando por su vida, pero no descartaba que seguramente Wukong había limitado sus festines fuera de la caverna para que no lo viera o escuchara, esperaba que luego de su desaparición de la excursión se llevaran a todos los chicos fuera de la montaña y no terminaran como presas de este grupo de monos

Deseo tener la energía para hacer una rabieta volcando ese plato tan bien cuidado, romper la taza contra la pared y usar los restos como arma, blandirla contra uno de los ojos del mono, sacarlo del camino y huir colina abajo buscando el camino de regreso a casa. Pero sabía que sería en vano todo intento de lucha porque aun si ya no es el buda victorioso, seguía siendo el rey mono que se auto proclamo el gran sabio igual al cielo, con sus ojos de fuego y 72 transformaciones un ser capaz de crecer más grande que una montaña para hacer temblar el suelo con sus rugidos, no necesita tener a los cielos a su disposición si puede saltar tan alto que puede llegar a otros continentes

Un rey demonio que mataría a un contingente de cazadores sin siquiera sudar, que oportunidad tendría él con un pedazo de porcelana que posiblemente cortaría la piel de sus dedos cuando intentara tomarlo

-soy al único al que puede mostrar este pequeño secreto-

Un escalofrió recorrió el cuerpo del joven Tang recordando lo ocurrido la noche pasada en esa misma cama que le invitaba a refugiarse entre sus sabanas para olvidar todo y volver a dormir, tomo la tasa entre sus dos mano dándole un buen trago al té haciendo una mueca ya que no tenía ni siquiera azúcar y para eso eran las frutas, contrarrestan el sabor amargo de las hierbas que le hacía beber

-no sé qué demonios estoy haciendo, aceptando todo esto como...como si aceptara que este es mi irremediable destino-

Estrello la tasa contra la mesa de piedra haciéndole una grieta en la base por la fuerza con la que este golpeo, se comió las frutas con los dedos ignorando como el líquido dulce corrió por sus dedos obligándolo a lamerlos para que no escurrieran hasta su codo, mastico rápidamente y tragar todo cuanto apetito le permitió, dejo el tazón sobre la bandeja en la mesa con un poco menos de fuerza que la tasa. Tomo distancia de la mesa y los restos de comida, cerro la túnica notando que la cinta que usaba para cerrarla se deshilacho por la forma tan brusca en que la abrió anoche, la ato lo mejor que pudo y salió de la habitación notando que no sabía hacia donde ir ahora, no es que antes supiera donde ir la primera vez que salió de su cuarto, pero sabía por dónde regresar a su cuarto

Camino por el pasillo intentando reconocer alguna cosa que le llevara a su cuarto o al menos al baño, podía aguantar un buen tiempo mas no por siempre y no sabía de qué forma reaccionaria el mono si se orinaba en alguna esquina de los pasillos, escucho ruido de actividad no muy lejos de donde estaba, el corredor le llevo alrededor de un patio interior donde habían unos cuantos monos adultos haciendo limpieza, tenían escobas y trapos en sus manos. Uno se volteo a mirarlo por unos segundo para luego echarse al suelo y hacer una reverencia provocando que los otros también hicieran lo mismo como si fueran piezas de domino cayendo en cadena

Inside the forestWhere stories live. Discover now