Cuando nos contó porque duerme en el sofá y porque guarda sus cosas en el sótano, quise con todas mis ganas golpear a su padre, o por lo menos decirle sus cuatro verdades a su madre que es la que en realidad le hace más la vida imposible. Al final no pude hacer nada, pues Sultana me dijo que si hacía algo me dejaría de hablar.

«No sé cómo se dio cuenta de mis intenciones, pero supongo que, muy discreto con mis intenciones no soy.»

— Mi hermana necesita que vaya a comprar unas cintas para el cabello, las necesitaremos para las fotos, así que voy a comprarlas.

—¿Y por qué no va ella? — alza los hombros como si no supiera que su hermana lo hace solo por molestarla — Bueno, ya que, te acompaño.

—No, no, quédate por favor, no me demoro. —Sale corriendo.

Me quedo sentado en la misma posición pensando en todo y nada a la vez. Y cada cosa que pasa por mi mente termina centrándose en una sola persona, Sultana.

Cuando me dispongo a levantarme para entrar a la casa, escucho que en el sótano están tirando algunas cosas. Solo por curiosidad me agacho a la pequeña ventana que descubrí hace un momento y lo que veo me deja perplejo.

Issadora está como loca rompiendo algunas cosas y cuando se acerca a un estante tapado con una tela, la veo sacar unas tijeras y tirar de esa tela. Noto que en ese lugar está toda la ropa de Sultana y la loca de la hermana empieza a romper todo lo que encuentra a su paso, pero se nota que busca algo en específico.

Recuerdo que había guardado mi celular en la maleta que traje con los implementos para el entrenamiento. Lo saco de inmediato y empiezo a grabar todo.

Cuando abre la puerta de un armario viejo, noto el vestido de Sultana y al ver la sonrisa de Issadora mientras lo saca, entiendo que eso era lo que buscaba. Antes siquiera de tratar de pararme para entrar y detener la estupidez que piensa hacer, ella ya lo está destruyendo todo.

Pasan unos minutos y cuando termina de destruir todo el vestido, dejando solo retazos de telas, se levanta y los deja en el mismo armario donde lo encontró. Detengo la grabación que sé que será una prueba irrefutable para que sus padres abran los ojos y vean lo que su "preferida" ha hecho con su hermana.

«Solo espero que no sean unos idiotas y le crean a Issadora»

No pasa mucho tiempo y veo llegar a Sultana, viene muy feliz disfrutando una paleta.

—Lo siento, me demoré un poco porque el de la primera tienda no tenía estas paletas — me muestra feliz — pero no te preocupes, traje una para ti también. — me extiende una y la tomo.

No me sale ni una palabra, ni siquiera sé porque no le digo nada de lo que vi. Lo que más temo es verla llorar por el vestido. Y aunque yo odie ese vestido porque se lo compró Kiral «Maldita sea la hora en la que olvidé mi cartera y tuve que dejar que ese idiota se lo compre», espero que no sufra por su perdida, pues sé que le encantó demasiado, de hecho, cuando llegué en la mañana no paraba de decirme los detalles que más le gustaron del vestido, se veía tan emocionada.

—Ya regreso gruñón, solo le dejo esto a mi hermana. —Se va saltando y feliz con su paleta.

«Si supieras Sultana»

Apenas entra por la puerta de la cocina, veo que Baadir llega por el mismo camino que tomó Sultana para llegar directamente al patio trasero. Trae un ramo de rosas exageradamente horrible.

—Vaya, no pensé encontrarte aquí, seguí a mi abejita cuando entró por aquí y pensé ... olvídalo ¿Desde cuándo estás aquí? ¿Ella ya entró?

Se Paciente Conmigo |TERMINADA|Where stories live. Discover now