Nuevo lienzo [HYUNMIN, OS]

Parte única

Se supone que este es un OS tierno, pero puede que en algunas ocasiones la cosa se torne un poco sexual. Básicamente dos adolescentes conociendo sus cuerpos y a uno mismo... No sé cómo explicarlo, solo lean.

(el próximo gif me puso muy soft...)

[6139 palabras]

Narrador omnisciente

Comenzaron su amistad como cualquier otra; en la escuela. No había sido una amistad tan fuerte al principio; los dos eran compañeros de curso que se sentaban uno detrás del otro, y el prestar una goma de borrar o un lápiz al despistado poste con dos patas detrás suyo se volvió costumbre para Seungmin al pasar el tiempo.

Fue de a poco, básicamente. Solían toparse al llegar a la escuela temprano por la mañana, y se saludaban por cortesía. Luego, Hyunjin tocaba su hombro pidiendo un lápiz cualquiera para anotar, y Seungmin se lo daba solo porque el chico se lo entregaba en perfecto estado al finalizar el día. A veces, podía ver al chico salir de su práctica de soccer, y otras, el otro podía verlo salir de su práctica de baseball. Sus casilleros también quedaban bastante cerca, así que no era nuevo que cada vez que se vieran inclinaran su cabeza en modo de saludo.

Fue solo cuando al próximo año el profesor los sentó juntos, que la relación se volvió un tanto más cercana.

Hyunjin era simpático. Simple. A veces despistado, otras muy atento. Solía distraerse en clases dibujando formas extrañas en un costado de su hoja. También se reía mucho, y no era sorpresa que el profesor le llamara la atención varias veces mientras estudiaban. Seungmin, por otro lado, solía prestar atención, pero también se distraía o aburría con facilidad. La mayoría de las veces dormitaba mientras el profesor explicaba, y solo lograba despertar cuando su cabeza perdía equilibrio o la campana del receso sonaba.

En conclusión; ninguno de los dos era bueno en clases, más bien por estar en sus propios mundos que por falta de capacidades.

Se llevaban bien. Congeniaban bien. Hyunjin no lo molestaba, Seungmin tampoco. Hacían trabajos juntos, y llegaban a acuerdos juntos. No conocían mucho de la vida personal del otro, pero para los dos estaba bien considerando que solo eran conocidos, tal vez amigos, pero más como... Compañeros.

Crearon una extraña rutina de la que ninguno estaba orgulloso. Los jueves, a las cuatro y media de la tarde, tenían su última clase del día hasta las cinco y algo. ¿Lo malo? Aquella clase era la peor para tener una tarde después de un día y semana cansadora; filosofía.

El profesor solía darles un capítulo del libro y dejarlos leer toda la hora. A veces, hacía reflexiones del texto con su voz calmada y melodiosa. Otras, ponía películas y cerraban las cortinas para que la película pudiera verse mejor. Por lo que, teniendo en cuenta todos esos factores, no era sorpresa que la mitad de sus alumnos no tomara atención sus clases, durmiera o intentara escapar antes de darla.