¡No puedo dormir!

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¡Feliz Navidad! Les dejo esta corta historia como regalo de Navidad (o lo que celebren).

N/A:¡Feliz Navidad! Les dejo esta corta historia como regalo de Navidad (o lo que celebren)

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Ver los copos de nieve cayendo afuera de la ventana le transmitía paz y somnolencia. El bello paisaje cubierto por el manto blanco le parecía simplemente de ensueño. Aunque la velocidad a la que viajaban no le permitiese apreciarlo con detenimiento, podía asegurar que es de los paisajes más pacíficos que ha visto. El silencio reinaba en el tren, y los mullidos sillones le abrazaban con suavidad. Y sin embargo, Noé no lograba dormirse.

Se restregó la palma de su mano contra su rostro en un claro signo de frustración. Debió haber previsto esta situación, y traer una almohada para poder abrazarla durante el trayecto. Mas en su ensañamiento con los pensamientos culposos sobre lo ocurrido la noche anterior con Vanitas, no pudo recordar el ínfimo detalle de que no podía dormir sin tener algo entre sus brazos.

Recordándose de Vanitas, el más alto despegó su mirada de la ventana para voltear a ver a su gato en las piernas del susodicho. Le dedicó una expresión ofendida, puesto que trató de abrazarle para poder dormir hace menos de 5 min, y este había saltado al regazo del humano. Este último se burló del dueño del mínimo, mientras acariciaba con suavidad el pelaje blanco de la criatura. Las caricias se habían detenido, puesto que este dormitaba levemente con la frente apoyada en el cristal. Veía como este se resistía a sucumbir ante Morfeo, lo cual le parecía insensato y hasta indignante. ¿Por qué intentar mantenerse despierto cuando podía fácilmente permitirse dormir todo el trayecto?

Suspiro con desgano captando la mirada adormilada de su compañero, quien encarnó una ceja como pidiéndole silenciosamente una breve explicación de su frustración. Ver como Murr se reacomodaba en el regazo del contrario fue el detonante de la mejor idea que pudo tener. ¿Y si le pedía amablemente a Vanitas que lo dejara abrazarlo? Una parte de su mente le gritaba que era ilógico el formularse tal posibilidad, estaba claro que el de ojos cual zafiro jamás aceptaría esa propuesta. Pero otra parte susurraba que no perdía nada con intentarlo, tal vez el menor se compadecía de su inconveniente y aceptaba. Mordiéndose la parte interna del moflete aún dubitativo, se convenció ante la pregunta "¿Qué es lo peor que podría decirle o hacerle?".

Se re acomodó en su lugar con nerviosismo, y se aclaró la garganta antes de cuestionarle a su compañero lo que había estado pensando.

— ¿Me dejarías abrazarte?

— ¿Qué? — el contrario parpadeó un par de veces tratando de despertarse mínimamente. ¿Había escuchado bien?

— No logró dormir porque no tengo algo que abrazar, y como Murr me abandono... Pensé que tú...

— ¿Quieres que sea tu peluche? — le cortó resumiendo la información que le fue dada. Recibiendo un asentimiento de cabeza por parte del albino.

Vanitas no randomWhere stories live. Discover now