La tensión en la atmósfera no dejaba lugar para una sonrisa halagadora, que tratara de ocultar la desesperación y miedo que consumía a la joven Eva; frente a ella se encontraba el señor Musgrove, el dueño del banco mas importante de Nueva York y con fuertes influencias en Chicago, San Francisco, Miami y los Angeles, entre otros.
Su mirada era gélida, carente de sentimientos, su cabello ya sin color y su enorme barriga no mejoraban su aspecto vil y repugnante.
(Y para ser más clara en ese momento, no me hubiera gustado estar en el lugar de Eva.)
- Señorita Collins, lamento informarle que su cuenta bancaria no cubre todos los gastos que requiere su empresa.- me informó.
-Pero... ¿Entonces que debería hacer?- le pregunte inclinandome sobre la mesa de mármol con patas de madera.
-Y... Verdaderamente evaluando la situación de sus deudas, en estos momentos el banco esta interesado en su empresa, y esta dispuesto en recomendarla en un puesto administrativo.- me explicó el señor Musgrove juntando sus manos sobre la mesa.
-¿De que clase de puesto estamos hablando? ¿De que me encargaría?- le pregunte, no muy convencida.
- Secretaria, quizás podríamos ser flexibles y darle una semana de vacaciones.-
-¿¡Usted me esta tratando de idiota!? Secretaria es un puesto muy decente ¿¡pero trabajar en condiciones tan bajas y darme el 20% de lo que en verdad vale mi empresa!?- estaba que hechaba fuego.
-Entonces señorita Eva, si no da brazo a torcer no nos queda más opción de ponerle una fecha de vencimiento a su empresa, deberes buscar otros ingresos o simplemente adiós.- dijo el señor Musgrove levantando su pesada barriga y retirándose por la puerta dando por finalizada la junta
- ¡Dios! ¿Ahora que hago?- pensé en voz alta.
Me levante del asiento resignada, tendría que pensarlo bastante bien, antes de tomar una decisión definitiva.Llegó de tomar un taxi llegue a mi empresa Evan's, y antes de entrar gire mi vista hacia la derecha, pueden creer que de todas las esquinas de todas las cuadras, el insoportable de Benítez y hermanos, estaba justo en frente a mi empresa, era un dolor de muela.
Una bocina me saco de mis pensamientos.
Era él, Damian Benitez, pelo negro, ojos azules, formidable cuerpo, ricachon y una dentadura de piano nuevo; dueño de la empresa Benites, mi perdición, el causante de mis deudas porque era así desde que se le ocurrió poner allí su empresa, mis clientes potenciales decidieron ir a donde estaba "la elegancia" pero para mi era "la avaricia"
- que guapa que estas hoy Eva. -Me dijo Damian con esa sonrisa hipócrita y patética
Yo no pensaba responderle, no al menos con la voz
Le enseñe mi dedo medio y me adentre en mi empresa escuchando a lo lejos la carcajada de El.
Llegando a mi oficina, a la pobre de Ximena no le daban los tacos para seguirme el paso.
- Señorita Eva, señorita Eva.-Me llamaba Ximena
Lo que hizo que girara sobre mis tacos
-gracias...-Dijo recuperando el aire y prosiguió
- llamo el Sr. Martines.
- ¡oh! esta bien Ximena, luego me comunicare con él, ahora lleva un café a mi oficina. -Le pedí
- lo siento Señorita Eva pero la maquina de cafés se averió.- Me respondio con notable pena.
- ¡NO! -grite agrarrandome la cabeza mientras todos se daban vuelta para mirarme.- ¡Lo que me faltaba!-
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Dueño de mi Corazón
RomanceEva se ve sumida en unas cuentas bancarias interminables y como única salvación esta su rival empresarial Damian, que por razones confusas, nunca hace lo que siente y siempre hace lo que quiere. *** Todos los derechos reservados a mi autoría, seudón...